Fue extraño, su historia de amor fue intensa, increíble, real, asombrosa, inolvidable, pero también fue un dolor de amar lo prohibido, algo incontable, era su mejor secreto, fue un todo convertido en nada, y es que el amor es así, quema, intensifica, magnífica, pero también hiere, duele, mata.
Sus versos no eran más que cicatrices, cicatrices convertidas a palabras, (cicatrices con el tono de su nombre) los versos han sido durante tanto tiempo la superficie de su cicatriz, pues las letras tan solo es la entrada a la herida profunda que ha logrado (o casi) sanar.
Y es que la gente no lograba creer lo que le provocaba escribir, para ella, escribir era su salvación, su vía de escape, desahogaba cada maldito sentimiento que se acumulaba en su ser. Y eso, para ella; no tenía precio.
ESTÁS LEYENDO
La chica desastres.
Teen FictionElla era un desastre, él era poesía. Ella era calor, él era frío. Ella era frágil, él era de roca. Ella era expresiva, él era reservado. Ella sonreía siempre, él se mostraba tal cual se sentía. Ella era enamoradiza, a él le iban más las aventur...