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Tessa Charlotte Nesbitt

Miré a Mila que estaba sentada frente a mí en uno de los jardines de la universidad. Su cabello era parecido al mío, largo y castaño.

—¿Te molesta si te dibujo?—pregunté apenada.

—No, Charlie.—ella solo sonrió.

No sabía si le molestaba en realidad pero ya había dicho que no lo cual me dejaba más tranquila.

Me sentía tranquila hablando con Mila, a diferencia de mis otros compañeros ella me escuchaba, cosa que rara vez ocurría.

—O quizá sea otro día...—Dije cuando vi el mensaje de una de mis compañeras. Había olvidado que tenía que reunirme con ella.

—¿Qué pasa?

—Nada, tengo que reunirme con alguien.

Me pusé de pie y caminé hacia la biblioteca que no estaba alejada del lugar donde me encontraba.

Él estaba esperándome, podía notar la molestia en su rostro.

—Siento haber llegado tarde.

—Eres tan distraída, Charlotte.—Ella dejó escapar un suspiro de fastidio.

—Perdón.

—Solo ayúdame, he comenzado sin ti.

No soportaba escuchar a la gente hablándome de ese modo, para ser sincera, me intimidaban.

—¿Te he dicho que quisiera teñir mi cabello?—Sonreí.

Solo estaba intentado hacer que el ambiente dejara de estár tenso.

—¿Tú?

—Si.

—No me lo creo, Charlotte.

—¿Por qué no?

—Eres demasiado predecible, sé que no lo harás porque siempre hay algo que te lo impide.

—Esta vez no, quiero hacerlo.

—Te conozco y sé que no lo harás.

Siempre escuchaba a mis amigos, a mí madre o a cualquier otro conocido hablando de esa forma de mí. Nunca se los decía pero odiaba que pusieran palabras en mi boca o que creyeran que no era capaz de lograr algo.

Me di cuenta de que me estaban destruyendo y no hablaba sólo de esta ocasión.

—Deberías cambiar y dejar de ser tan tímida y nerviosa.

El problema con las personas es que creen que todo es fácil cuando no se trata de ellos, es como pedirle a alguien con depresión que no esté triste, eso no hará que deje de estár triste.

—No pienso cambiar porque tú me lo pides.—Dije sin mirarla.

—Está bien, solo te digo la verdad.

Ella no lo sabía, pero a veces me ponía demasiado sentimental cuando me hablaban de esa forma.

Al fin de unos cuarenta minutos me puse de pie y me alejé sin decir nada.

Necesitaba estár sola un momento, las palabras que había escuchado resonaban en mi mente y quería que se fueran de una vez.

"Nunca lograrás nada siendo tímida"

¿Por qué les molestaba eso de mi?, no les afecta en nada.

Lo cual me llevó a hacer lo que me había propuesto hace un rato.

Tomé una desviación antes de llegar a casa, un salón de belleza que en realidad no quedaba lejos de mi casa.

—Charlotte, hola.—Dijo la mujer que atendía.

Mi madre la conocía desde hace un tiempo.

—¿Has venido a cortar tu cabello?

—Si, más de lo normal.

—¿quieres un cambio?

—Si.

Después de hablar un rato sobre lo que quería exactamente, me senté en una de las sillas.

Lo que venía después solo era cuestión de tiempo y de lo que ella haría en mi cabello.

Luego de más de una hora me miré al espejo. Ahora mi cabello era corto y de un color rosa pastel, era justo lo que quería.

—A mí me encanta, aunque no sé qué dirá tu madre.

—No creo que le importe, ya soy mayor.

—En ese caso, déjame decirte que quedó hermoso, si puedo presumir.

Lo mejor fue ver la reacción de mi madre cuando entre a la casa, sin duda fue una sorpresa pero le gustó.

—Es un gran cambio, ¿qué te hizo querer cambiar tu cabello?

—Era una idea que se me pasó por la mente hace mucho.

—Te ves muy linda Charlotte.—Ella me dedicó una sonrisa y volvió a lo que estaba haciendo.

Me sentía bien, era una persona que no se salía de su zona de confort. Siendo sincera me asustaban muchas cosas y esa era una de las razones por las que era tímida.

Así, al día siguiente me detuve frente a mi salón y mire al chico con el que había hablado ayer, quería demostrarle que pude hacer lo que me propuse, aunque en realidad no tenía porqué demostrarle nada.

—¿Charlotte?, no me la creo, si lo has hecho.

—Te dije que lo haría.

—Bueno al menos eso has cambiado, solo falta que dejes a un lado esa actitud tímida y listo.

—¿A qué te refieres?

—Te lo dije ayer, deberías dejar de ser tan tímida y temerosa, solo muestras debilidad.

—Bueno, gracias por los consejos.—dije seria.

Estaba harta de tener miedo, harta de que las personas aquí me clasificarán como una persona débil y tímida. Yo sé lo que soy y no tienen que recordármelo cada cinco minutos porque, aunque no lo crean, me lastiman.

Caminé a un lado de Mila que recién entraba al salón.

—Charlie...—No dije nada y seguí.

Si necesitaba dejar de tener miedo entonces haré lo posible porque así sea, pero no aquí. Tomaré mis maletas y me iré, me iré lejos y enfrentaré todos mis miedos, desde hablar con gente nueva sin mostrar timidez hasta caminar por lugares desconocidos y no lo haré por demostrar nada, lo haré por mí.

dear life« 5sosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora