Capítulo Único

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No sé como se sentirán al final de leer esto, pero yo les recomiendo que si tienen el OST de Symphogear escuchen la canción Yume no tsuzuki en todo su transcurso de lectura, que fue lo que me inspiró junto con la imagen de portada. Si no, cualquier canción deprimente sirve (?) Ah, y lean la nota al final, es importante para todos los fans de TsubaMaria... creo...

Senki Zesshou Symphogear y sus personajes no me pertenecen.

—Tsubasa, mira arriba—Llamó Maria mientras que se defendían de la corriente de aire que lanzaba el ataque aun no lanzado de Carol. La aludida hizo caso a lo pedido y observó como el Château de Tiffagues brillaba en verde, aparentemente acumulando energía. Cuatro ondas de energía emanaron de él y continuaron expandiéndose, –según lo que escuchaba por el intercomunicador con la base– por todo el planeta.

— ¡Maria! —Gritó Tsubasa sin poder evitarlo cuando la vio saltar.

— ¡Detendré esa cosa! —Fue incapaz de disuadiría en hacerlo. Las menores del grupo fueron tras ella, y juntas, entraron al Château.

La mirada de Carol miró con arrogancia a las dependientes del LINKER le hizo enfadar haciendo que se lanzara contra la alquimista casi de inmediato, no toleraría que insultaran de esa manera a la peli-rosa. Chris le respaldó al igual que Hibiki, Carol por su parte no dudó ni un segundo y les devolvió el ataque cinco veces más fuerte.

Un mal presentimiento se instaló en el pecho de la Kazanari ante la sonrisa tan segura y arrogante que no desaparecía del rostro de la alquimista, por segunda vez en su vida estaba experimentando terror. Cientos de recuerdos pasaron por su cabeza deteniéndose en uno en específico, en aquel día en el que con quince años de edad vio desfallecer en sus brazos a su primer amor sin tener la oportunidad de demostrar sus sentimientos ni gozar un pedazo de felicidad, sino que en lugar de esto quedó hundida en la agonía.

Todo era tan igual a aquella ocasión, sólo que esta vez no estaba sola y estaba segura de que el golpe psicológico sería mucho más fuerte. Sus sentimientos eran mucho más fuertes que en aquella ocasión, y no sólo por los recientemente aceptados sentimientos románticos por la extranjera, sino igualmente por parte de Chris a las menores del grupo al haber quedado a cargo de ellas como su confiable senpai, mientras que Hibiki... Sinceramente, no sabría qué sucedería con ella, era su líder y las quería a todas por igual. Claro, Tsubasa estaba consciente de que ella era la fuerza de dicho equipo, así como Yukine eran los sentimientos de las tres, pero nadie más que ella sabía que Maria se había vuelto la motivación de Tsubasa para continuar con dicha fuerza e inclusive mejorarla. Lo había comprobado de nueva cuenta en su batalla final contra Phara.

—Estar en el escenario contigo fue muy divertido, Tsubasa—Escuchó a través de su intercomunicador junto con un cantar unido al de Kirika y Shirabe, no era una canción única del dúo Zababa, estaba segura de que Maria igualmente estaba cantando, y es que a juzgar por las palabras y el tono era una canción de despedida, y eso le asustaba un más.

No quiso comprender lo que su mente le estaba diciendo, se negaba a hacerlo, no quería perder a Maria, se negaba a hacerlo. A ella no, por favor a ella no... no de nuevo, no sería capaz de soportarlo...

—Si pudiéramos hacerlo de nuevo, me gustaría cantar contigo toda la noche—No, por favor...

—Maria, ¿Qué estás...? —No acabó de formular la frase. Su garganta se secó y las piernas le fallaron, sintió la mirada de Tachibana mientras que un sollozo salió de Yukine. Se recargó sobre su espada y miró el Chateau, seguramente todo el terror por el que estaba pasando se reflejó en su rostro. Se estaban yendo, las estaban perdiendo— ¡No! —Lo que fuera menos eso, lo que fuera. Primero su vida, ¡¿Por qué no la detuvo aunque fuera a la fuerza?!

Un final distintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora