La vida de tres hermanas se ve totalmente cambiada cuando las adoptan, tras pasar la mayor parte de su vida en el orfanato, el señor y la señora Kim los recoge y los lleva con sus nuevos siete hermanos.
Al principio intentaron ser duras para ocultar...
Ana fue lentamente hacía la cama de Jungkook quien temblaba por los nervios, el abrió las sábanas para que se acostara, la chica sonrió y se sentó al lado de el, se hecho un poco para atrás para que ella tuviera más espacio y la chica se tumbó quedando frente a frente con el y sonrió más dulce. Se notaba a metros que el era el más inocente y educado de todos.
-Muchas gracias Jungkook - Dijo ella y le beso la frente - ¿Estás sudando? ¿Tienes calor? - Preguntó.
-No... Tan solo un poco - se notó el nerviosismo de el provocando una pequeña sonrisa de parte de ella.
-Vamos a dormir ¿Si? Tenemos que levantarnos temprano, hoy comenzamos las clases - El asintió y se miraron unos minutos en silencio pero ella se dió la vuelta quedando de espalda a el para romper momento tan incómodo. Pasados 10 infinitos minutos el se quedo dormido y Ana aprovechó el momento. Ya que estaba de espaldas a el y estaban en forma como de cucharita empezó a mover su cadera lentamente para no despertarlo y movió su pelvis para atrás presionando su trasero con la cadera del chico, al cabo de unos segundos repitiendo ese movimiento notó un gran bulto en su culo, volvió a menearse y el chico soltó un leve gemido, lo repitió varias veces hasta que el chico casi ya despertaba por el gran dolor que sentía en sus bajos.
Mmmh - gimió abriendo sus ojos, se dió cuenta de lo que yacía en sus pantalones de pijama y se sentó en la cama sobresaltado no quería que ella despertara ni mucho menos lo notara. Se levantó con mucho cuidado para ir al baño y arreglarlo.
-Jungkook, ¿Qué haces? - Dijo la chica bostezando falsamente.
-Necesito ir al baño, enseguida vuelvo - Informó para marcharse rápidamente. Ella sonrió de lado y se contuvo las ganas de decirle que ella lo ayudaría con eso, era demasiado pronto y había que quitarle la timidez poco a poco.
-Kookie si te molesto o te incomodo dímelo y me iré a mi habitación - Dijo ella obviamente mintiendo no se iría y dejaría esta oportunidad de acercarse un poco más a el.
-No... No... Estoy bien, lo prometo - Dijo tranquilizante, ella tan solo dijo que se volvería a meter en la cama y se escuchó un vale desde el otro lado.
Fueron pasando los minutos, el reloj marcaba las 2:43am y ella inconscientemente se quedó dormida.
(...)
Ana se levantó y se fue a la habitación con sus hermanas y dijieron las tres al unisono "Buenos días" cogió ropa y se fué a la ducha de su habitación ya que había agua caliente, cuando salió se puso el uniforme y entró a ducharse María.
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-Ugh, que uniforme más espantoso por dios - Dijo asqueada Antonia.
-Tu tan solo pontelo - Dijo Ana sin darle mucha importancia.
María salió del baño ya peinada y pintada igual que Ana y entró Antonia para maquillarse y peinarse, excesivamente como lo creída que es.
-No está tan mal el uniforme, es algo lindo creo - Dijo María positiva.
Bajamos a desayunar con todos los demás sin hablar demasiado. Ya desayunados cogimos las maletas y nos fuimos hacia la furgoneta negra que estaba en la entrada del jardín.
-Bonito uniforme Jin - piropeó Ana y acercándose un poco a su oído para que nadie se enterara.
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-Lo mismo digo Ana - Respondió Jin sonriendo cogiendo su mano para ayudarla a subir.
Nos montamos todos. El coche era de 10 plazas justas y con un muy pequeño maletero del que salían tres asientos con otros tres delante y luego dos filas individuales más la del piloto y copiloto. Nosotras nos sentamos en los tres del final, delante Jin, Jimin y Suga, y en los individuales los demás. Nos dirigimos a la escuela cada uno hablando de un tema y a veces mirando a los chicos que también miraban disimuladamente.
-Por favor pare el coche - Dijo María en tono de orden al conductor el cual paró a dos manzanas del instituto.
-Nosotras nos bajaremos aquí - Informó Ana.
-En la escuela actuar como si no nos conocieran - Dijo distante Antonia.
Se quedaron sorprendidos y nosotras bajamos. Caminamos por unos 5 minutos y llegamos al sitio dónde nos dijo nuestro padre, nuestra nueva escuela.
-Algo vulgar, ¿no les parece? - Preguntó una Antonia algo repugnada.
-Deja de quejarte - Ordenó María y se calló.
Entramos a un patio grande lleno de niños y niñas hablando y caminando de un lado a otro.
