Una mañana de julio como cualquiera, un joven se dirigía hacía su centro de estudio, como era habitual estaba llegando tarde. Miró el reloj en su muñeca izquierda, las 6:45 de la mañana. El autobús se tardaba en llegar y a él solo le quedaban 10 minutos para entrar a clases. Luego de unos 5 minutos el autobús se aproximo a una velocidad prudente, el chico, como acostumbraba hacerlo cada mañana, se sentaba en uno de los primeros asientos del lado de la ventanilla. Esta vez no fue distinto. Dos paradas después subió un señor mayor, de aproximadamente unos 70 años, el señor se sentó alado del joven con la mirada al frente. El joven siguió mirando por la ventanilla sin prestar menor atención al anciano hasta que este le dirigió la palabra sin mirarlo ni una vez -Se puntual, eso es fundamental si quieres llegar a ser un gran profesional en un futuro.-
El joven quedó sorprendido ¿Como sabía aquel anciano que estaba llegando tarde? O mejor aún... ¿Como sabía que estaba en camino a su lugar de estudio?. Creyó que tal vez se trate de una simple coincidencia y que aquel anciano con la mirada hacia el frente estaba hablando consigo mismo. Sin decir una sola palabra siguió mirando por la ventanilla, ignorando lo que decía aquel anciano, pero el señor continúo con su discurso.. -Valora a tu familia mientras puedas, aprende a perdonar, reprime ese rencor, no esperes que se vayan para decirles cuanto los amas.-
El joven quedó paralizado ¿Como supo que estaba pasando por problemas familiares? Quería preguntárselo, pero el autobús se aproximaba a su parada y debía descender, volvió a mirar su reloj, 6:58, estaba llegando tarde otra vez. Se levantó con delicadeza intentando no molestar al anciano, pero este le tomo del brazo y le dijo, sin mirarlo ni una vez -Regresa mañana a la misma hora.-
Luego de decir esto lo liberó dejando que el chico pueda descender con una confusión muy grande.
Al día siguiente el joven se encontraba a la misma hora en el autobús, no por el anciano, sino que era el único que le llevaba hacia su destino. Se sentó en el mismo asiento y como el día anterior, dos paradas más tarde subió el señor mayor, esta vez llevaba una caja de zapatos en las manos, se sentó alado del joven sin mirarlo ni por un segundo. -No dejes que los demás te digan que hacer, haz lo que te haga feliz, no trates de complacer a tus padres, no quieres ser abogado-
Estas palabras bastaron para que el chico reaccione con algo de violencia -¿¡Usted quien se cree para decirme todo esto!? ¿Quién es usted y porqué sabe tanto sobre mi?-
El anciano continuó con la mirada hacía el frente ignorando sus palabras.
Llegando a su parada el joven se levantó con firmeza y nuevamente aquel viejo le tomo del brazo diciendo las mismas palabras -Regresa mañana a la misma hora.-
Así fueron pasando los meses y se repetía la situación, el chico se sentaba en el mismo asiento a la misma hora y el anciano a su lado, con una caja de zapatos en la mano y con la mirada apartada le iba dando consejos acertando cada situación que estaba viviendo el joven.
Una mañana, el viejo no subió solitario como de costumbre, sino que llevaba a un niño de la mano, un niño de no más de 10 años. El chico se sorprendió al ver que ese niño era igual a él cuando tenía su edad, el mismo color de pelo, la misma vestimenta e incluso los mismos rasgos, nuevamente se sentó alado del joven cargando al niño en su falda, pero esta vez no dijo nada, el chico los observaba mientras los dos, con la mirada al frente comenzaron lentamente a abrir aquella caja de zapatos, la caja que tanta curiosidad le había dado al joven durante varios meses. Al abrir completamente la misma, se dejo ver un reloj de mano algo oxidado, el chico quedó atónito, era el mismo reloj que él estaba usando en su muñeca, aquel que sus padres le habían regalado a los 10 años, incluso tenía la misma marca que él le había echo cuando niño para distinguirlo. Se sintió muy nervioso, la incertidumbre se estaba convirtiendo en una pesadilla. El viejo, luego de tanto tiempo, por fin lo miró a los ojos y dijo -Debiste haber seguido mis consejos cuando pudiste- El autobús frenó haciendo que se volcara hacia un lado de la carretera, el joven se sintió confuso y asustado ante esta situación, aún así siguió contemplando al anciano en busca de una respuesta. Luego de unos segundos el anciano mostró un gesto reflexivo y anunció con voz cálida -No te asustes en ningún momento, solo acércate a nosotros.- El niño y el viejo comenzaron a irradiar luz, una luz que encandiló al joven, una luz brillante que parecía abarcar todo lo que tenía alrededor, el joven comenzó a darse cuenta de que ellos no eran los únicos que la irradiaban sino que él también. Esta fue la única vez que hizo caso al anciano y se acerco a ellos, fue lo único que deseó en ese momento, de repente ya no estaban separados, sino que formaban un solo cuerpo de luz, una vida entera. Una luz eterna. Siguiendo su vida en forma de luz, cuidando de aquellos a los que no valoró cuando estuvo con vida.
Al día siguiente a la misma hora, en la radio "-Un accidente mortal ocurrió ayer cerca de las 6:50 de la mañana, un autobús se atravesó con un perro que estaba cruzando la calle haciendo que el mismo volcara, minutos más tarde el motor se incendió. Se trasladaron al hospital mas de 15 heridos y un joven de 17 años falleció en el lugar. En otras noticias...-"
FIN
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Cortitos (Borrador)
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