Las horas pasaron y yo me encontraba sentada en el sofá leyendo y esperando que Sebastián llegará, aún me encontraba algo tensa. Escuché la puerta de entrada y poco después sentí el aroma delicioso y masculino de Sebastián.
- Vaya, ya estas listas, vamos.- Me levanté con pocos ánimos y tratando de ocultar mi extraño nerviosismo de Sebastián ya que si él lo notaba me preguntaría y estaría obligada a responder algo que ni yo misma sé, aunque todos mis intentos fueron en vano.-¿Que te sucede?.- Preguntó mientras esperábamos un taxi, al parecer Sebastián me conocía muy bien.
- Nada, solo algo nerviosa de conocer al padre.
- Claro.- Dijo con sarcasmo. En ese momento llegó el taxi y algunos minutos después estábamos a punto de entrar a la iglesia, el padre se veía rezando a una virgen.-¿Te encuentras bien?, estás muy pálida.
- Eh?, sí no tengo nada.- A medida que nos adentrábamos a la iglesia sentía que mi piel ardía como si se estuviera quemando mi cuerpo estaba, comenzando a sudar y a temblar incontrolada mente, nos acercamos al padre y este todavía rezaba ya estaba comenzando a sentirme mareada, el padre volteo a vernos y se quedó un momento callado y mirándome.
- ¿Te sucede algo hija?.- Sentía que tenía miles de espinas clavadas en la espalda, Sebastián me miró confuso.
- Podría darle la bendición.- Dijo Sebastián al padre.
- Dios te bendiga.- Mientras hacía la cruz.- En el nombre del padre, del hijo y del espiri...- No termino la frase porque yo caí al piso completamente inconsciente, lo último que recuerdo es la cara de horror del padre y los ruidos de la ambulancia.
Mientras dormía alguien me hablaba, una horrible voz, tan tenebrosa y maligna que es imposible describir con palabras, se reía bastante.
- Soy yo.- Decía.- Soy quien te ha vigilado todos los días, me temo que no te has dado cuenta niña.- Volvió a reírse terroríficamente.- Tu no eres ningún humano, nuestro amo lucifer te ha creado y enviado a este mundo para que lo destruyas, naciste de su odio y furia hacia Dios, y eres mujer porque fue una mujer quien pecó primero, así que deja ya de perder el tiempo intentando amar porque eso es imposible para los demonios, sé agradecida que no estás quemandote en las hermosas y rojas llamas del infierno, así que levántate ahora y cumple el objetivo que el rey satanás te ha dado.
Me desperté de golpe, mire alrededor y me di cuenta que estaba en un hospital, miré frente y allí estaba...el búho, de nuevo, mirando tan espantosamente que parecía que quería matarme. Ambos nos miramos fijamente.
- Entendido.- Dije al búho, este instantáneamente desapareció.
Por fin lo entendía, el búho no me protegía, me vigilaba para hacerme entender cuál era mi lugar, y que debía hacer, como la hija de satanás debía traer destrucción y desgracia para el mundo, aunque siendo mujer soy débil, ya que corro con el gran riesgo de ... enamorarme.
- Ya despertaste.- Dijo Sebastián, estaba distante y serio, algo inusual en él.
- ¿Qué sucede?.
- ¿Porque lo ocultaste?.
- ¿Ocultar que?
- Que eres un maldito demonio.- Mis ojos no podían ser más grandes por la sorpresa, cómo podía él saber eso, y además de saberlo, ¿Porque no me temía?.- Apenas te desmayaste soltaste un grito ensordecedor igual al de un cerdo siendo asesinado, pudiste haber muerto allí mismo... sin embargo.- Desvió la mirada.- Detuve al padre a tiempo y llamé una ambulancia, el padre me llamó blasfemo y prohibió mi entrada al templo de Dios, ya no soy salvo por ayudar a un hijo del Diablo y todo porque te amo.
- ¿Cómo puedes amar a un demonio?.
- Los demonios alguna vez fueron ángeles.- Me levante frente a él.
- Dicen que los ojos son la ventana al paraíso, a los demonios no se nos tiene permitido ver al paraíso... Ahora tendiendo porque nunca pude ver más allá, eres un ángel, que tiene prohibido tener esta clase de contacto con demonios.
Sebastián desplegó sus brillantes y blancas alas, yo hice lo mismo pero las mías eran negras y traían consigo un aura de tristeza y un mas augurio.
- Dios dice que sigas a tu corazón no importa a donde te guié... y pues ahora estoy dispuesto a seguirlo, estando contigo Vanessa, sin importar irme al infierno y dejarme gobernar por el rey de las tinieblas, si Dios es verdaderamente bueno entenderá que lo hice por amor y tal vez me perdone, pero si no lo hace, sabré que todo era una farsa.- Me abrazo muy fuerte, sentía esa calidez que necesitaba sentir y que solo él me podía dar.- Ahora, estoy dispuesto a abandonar mi vida en el asombroso paraíso e irme al caliente y desgarrador infierno para estar junto a ti.- Miré sus alas que se estaban tornando negras y dejaban de lado su brillo para hacer oscuridad y dejando un aura tan tenebrosa como el búho, que de nuevo estaba enfrente mí, mirándome, vigilando me para que cumpliera mi trabajo, ahora ya tenía bien en claro lo que era... Sólo cerré mis ojos y dejé perderme en ese olor tan magnífico que me volvía loca, el olor que una vez me atrajo y que solo Sebastián tenía, esta, era la única manera de que yo pudiera sentirme en él paraíso.- El amor imposible no existe, un ángel y un demonio si pueden estar juntos, solo es cuestión de que ambos se acepten y uno de los dos decía a que bando ir... Además esto nos enseña que los demonios también poseen sentimientos.- Dijo para luego sumirnos en un vacío y oscuridad inmensa... el camino al infierno.
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La Hija del Infierno.
Tajemnica / Thriller¿Porque tiene que ser siempre así?, siempre que amo a alguien estoy destinada a matarlo, ¿ Qué acaso es una maldición?, ¿Soy la única en este mundo que ha asesinado a todo ser humano cercano?, nunca he entendido el porque de esto, me gustaria poder...