Aunque todos y cada uno de los atardeceres eran especiales para Elías, la emoción que tenía ahora era mucho más grande de la que sentía cada tarde al correr por las escaleras arriba por el edificio. Él podría estar cansado y sin una sola molécula de oxígeno restante en sus pulmones al momento de hacer semejante carrera contra el tiempo para apreciar las diferentes tonalidades en el cielo, pero la gran alegría que lo invadía al admirar la mezcla en tan grande lienzo era más que un pago.
Esta vez Elías había sido apresurado y estaba en la terraza a las cinco y media, quince minutos antes de lo que él consideraba "la hora P." En este momento, ni uno más ni uno menos, la parte baja del sol empieza a esconderse mientras deja tras sí los colores que dan testimonio de su estadía. El ocaso es el "yo estuve aquí" del sol, o esa es una de las muchas formas que Elías tiene para describir el momento. Hay tantas descripciones diferentes para el atardecer creadas por Elías como noches en las que se queda congelado, con el recuerdo del ocaso en la mirada.
Hoy "la hora P." no tiene ninguno de los significados que Elías le pudo haber dado antes, porque hoy el sentimiento es diferente.
La primera vez que él se enamoró, le mostró con confianza a aquella mujer su pasión por el momento esperando que ella viera cuan increible era. Ese día Elías se abrió y le contó todas esas cosas que ocupaban constantemente su cabeza a estas horas de la tarde: le contó sus teorías sobre el atardecer, le describió cuan hermoso era e inclusive le dio un nuevo significado inspirado en la muchacha. Sin embargo, ella no estuvo para nada cerca de tener la reacción que Elías había esperado; todo ese tiempo lo miró con las cejas arrugadas y mirada extraña. Cuando Elías le pidió que dijera algo y no dejara que el cilencio fuera quien se expresara por ella, respondió "Ay, Elías. Aveces me das miedo." y se rió, haciendo que toda la importancia que Elías hubiera logrado darle al momento, desapareciera.
En ese instante la expresión soñadora de Elías fue borrada. Tuvo una sensación desoladora en su pecho, muy cerca al corazón, donde se encontraban sus deseos e iluciones. Él había pasado mucho tiempo con esa mujer, tratando de conocerla y de decidir si era la correcta. Al parecer Elías se había precipitado al elegirla a ella. Ahora todos sus sueños estaban en mente de alguien más, alguien que los tomó con sus manos y luego los tiró al piso como si fueran poca cosa.
Él sonrió y dijo "bobadas mías, ya sé", aunque claramente para él una bobada era el antonimo de como describiría todo esto y su sonrisa fue la que representó todo lo que fue falso en aquél momento.
Hoy Elías está dispuesto a intentar otra vez. Diferente a su intento anterior, está nervioso. Tiene miedo. Esta vez Elías está verdadera y profundamente enamorado, no quiere soltar a esta mujer. Él le había hecho un gran daño y sabía que esto no era fácil de superar. Ese día, cuando la primera lagrima descendió lentamente por la mejilla de su amada, Elías sintió como si aquello hubiera sido una estaca directo al corazón. Cada lágrima que caía por sus oscuros ojos para Elías era como ver sangre. Terrorífico, horroroso; toda gota se sentía como la vida en si misma abandonando su cuerpo de a pocos. Dolía verla de esa forma y le dolía aún más saber que eso era culpa suya. Ella para él es tan hermosa... Es tan pura y bella que ya lo ha perdonado, pero esto no significa un volver a estar juntos: significa no guardar rencores. A Elías le resulta un paso más allá de imposible estar conforme con eso. Él ya tuvo todo lo hermoso que Malía pudo dar, ¿como podría entonces conformarse con tan poco cuando estaba acostumbrado a esa mujer atrevida, mimada, lider, optimista que le mostraba su cariño día a día? Era nefasto solo pensar en verla alejarse. Y Elías aún teniendo ese sentimiento de apego hacia ella fue capaz de lastimarla.
Eso era lo peor que Elías jamás había sentido, y él conocía muchas malas sensaciones.
Ahora quería abrirse totalmente a Malía de la forma que ella lo hizo. Le iba a contar sobre sus obseciones y pasiones, sus fobias y torturas. Cada cosa que odiaba y cada cosa que podría llegar a amar. Así como ella le permitió entrar a esos profundos rincones de su mente y alma, él quería que Malía lo llegase a conocer totalmente.
lo único que le hacía falta era un atardecer junto a ella.
X-X-X-X-X-X-X-X-X
BUENAS~.
¿Los sorprendí? Yo tampoco pensaba publicar nada la verdad, pero ya que esta es una historia muy breve y a mi parecer bonita, creo que podré continuarla sin problemas y con mi propio estilo:) (Aunque le va a faltar el gore pero bueh :v)
Eso si, va a salir del horno lentamente ya que está con temperatura baja para que cocine mejor. Sin crudos y procuraré evitar los quemados ( aunque hay a quienes les gusta tostado). Pero sale porque sale.
Espero sigan la historia aprovechando que es corta; que le den apoyo votando y comentando ^^
Disfruten la espera.
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Un Atardecer Contigo
Short StoryLos colores del atardecer son tan cálidos como el amor de Elías, tan hermoso como lo es Malía, y tan cruel al esconderse como la traición al amor y la confianza. Después de haber cometido una serie de crimenes atroces Andrés no es capaz de estable...