Capítulo XIV.

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Me di cuenta de lo mucho que a Ellie le gustaba ese oso amarillo con la camisa roja porque era algo frecuente en su escritorio, sin embargo, también había muchas fotos de su familia y un conteo en el espejo escrito con lápiz labial de todos los es...

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Me di cuenta de lo mucho que a Ellie le gustaba ese oso amarillo con la camisa roja porque era algo frecuente en su escritorio, sin embargo, también había muchas fotos de su familia y un conteo en el espejo escrito con lápiz labial de todos los espectáculos que había hecho desde el inicio. Traté de ignorar la foto de Marion Carter en una de las esquinas del espejo porque era bastante inquietante, pero todas estas semanas me hicieron saber que la chica tenía un pequeño ritual que consistía en mirarlo y lanzarle un beso cada vez que iba a tener un espectáculo.

—¿Cómo pudiste olvidar nuestro dulce post mortem, Ryans?

—Pregunta la chica que siempre trae ensaladas y alimentos saludables para estar en forma —dijo Ellie con una sonrisa divertida—. ¿Qué pasó a mitad de camino, amiga? Pensé que estabas realmente molestada por todas las veces que traía mis postres y mi comida que causa caries.

Olive se echó aire con la mano aunque no hacía calor y sopló un mechón de cabello hacia arriba. —¿Qué puedo decir? Soy débil a las tentaciones.

Supuse que la niña iba a explicar la razón por la que no fue a la tienda de dulces porque el nombre de Luke salió de sus labios, pero las cuatro chicas miraron a la puerta cuando se abrió y dejaron de hacer sus cosas cuando vieron la manera en que Seth entró.

—¿Qué diablos te pasó? —Ellie caminó hacia él en un instante.

El chico parecía como si acababa de correr una maratón y el bolsillo de su pantalón se había desgarrado con algo, pero la parte más aterradora era que su respiración no hacía más que acelerar con cada segundo que pasaba y sus brazos temblaban como gelatina.

—Alguien rompió mi bolsillo con un cuchillo entre las personas dentro del tren y robó mi cartera —dijo con un tono que podría haber pasado como el que hacía cuando estaba diciendo algo gracioso—. Empezó a correr cuando las puertas del tren se abrieron y corrí detrás de él gritando para que alguien lo detenga, pero la estación estaba tan llena de gente que le perdí el rastro.

—Dios mío, la gente es inútil —dijo Olive con incredulidad.

—No te hicieron nada, ¿verdad? Estás bien.

—Estoy bien, pero esta abuelita me dijo que algunos hombres han estado robando cosas en el tren y las estaciones centrales por lo que debemos tener mucho cuidado. Sobre todo porque estas personas llevan cuchillos y no queremos que los usen de otra manera.

La habitación se llenó de silencio después de eso, pero luego fue destruida por Ellie cuando abrazó fuertemente a su mejor amigo y suspiró aliviada. —La cartera no importa, ¿sabes? Eso es algo que se puede arreglar y también lo es el pantalón, pero afortunadamente no utilizaron ese cuchillo de una manera más creativa y no terminaste herido o algo incluso peor. Solo estoy agradecida de que estés bien, antropomorfo idiota.

Seth la sostuvo en sus brazos como una manera para calmarse un poco hasta que le dio una sonrisa tranquilizadora y trajo la alegría de nuevo a la habitación con un método más que eficaz.

Halcyon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora