Introducción:

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¡Vivan las putas! Si, que vivan. Esas encantadoras mujeres, que arropadas por el manto de la noche, nos cumplen las fantasías más oscuras. Que nos sacan el animal interno y salvaje que poseemos. Si, esas mismas mujeres, que nos enloquecen con su pasito encantador y sus labios de fuego.

¡Vivan tambien los gigolós! Ellos tambien se merecen dicho reconocimiento por igual. Hombres que con sus caricias y el calor de sus cuerpos, envuelven a los más fríos corazones y los hacen latir.

Ambas profesiones son de igual importancia. Ellos consuelan a los corazones rotos, tambien a los que no buscan romance. Ellos siempre te esperaran calentando tu cama para ti, y sin pedir nada más a cambio. En eso consta su trabajo, y ellos lo aceptan de buen grado.

En este sublime escrito nos situaremos en los papeles de dos hermanos. Una prostituta y un gigoló. Ambos trabajando para el mismo hombre. Aquí se recopilará un poco de sus historias y anécdotas, tambien tendremos testimonio fiel de todo lo que piensan y argumentan sobre esto.

Permítanme mostrarles este mundo. La gente normalmente los juzga sin pensar en lo que tienen para decir. Piensan que son el cáncer de las relaciones, pero son todo lo contrario. No tengan miedo, no les harán nada. A menos claro, que ustedes se lo pidan y paguen por ello.


Al son de mi libidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora