II

11 2 0
                                    


Ya era de amanecida, como a la 1 de la mañana, todos estaban durmiendo ya, o al menos eso pensé, tenía un examen en el colegio sobre un programa de becas, así que era importante y tenía que estudiar, por lo general estudio con música y así que no hay nada mejor que música clásica, escuchar las Cuatro Estaciones de Vivaldi, o temas clásicos como: For Elise, El Lago de los Cisnes, El Fantasma de la Opera, Clare de Lune, etc, o canticos gregorianos, o algo de ópera, Pavaroti es un buen ejemplo; y sobre todo la compañía de Odi, mi fiel escudero de batallas.

Tengo un hermano 5 años menor que yo, pero muy inquieto, el, acostumbra a tenderme bromas por la casa, o jalarme los pies mientras duermo, y demás cosas; por lo general no me molesto y solo lo tomo con humor porque es su edad. Pero esa noche hubo algo que no cuadraba con el hecho de ser una broma.

El compás de la música iba muy acorde a la importancia del examen del día que venía, la noche avanzaba y el cuerpo empezaba a cansarse, era hora de descansar, ya todo estaba en su sitio, había estudiado lo suficiente como para sacar buenos resultados, pero antes de dormir tenía que ir al servicio higiénico.

Esa noche mis padres tenían un compromiso en un familiar cercano, era la boda de uno de los primos de mi mama, así que la fiesta estaba a disposición de ellos; por otro lado mi hermano aprovechando la ausencia de mis padres se fue a casa de mi tía, (que también fue a la fiesta) a jugar con mi primo en su nueva computadora y sus nuevos juegos, así que ellos también tendrían una fiesta aparte en casa; me dejaron solo, me gusta estar solo, mejor para mí, me gusta el sonido del silencio y tener mis pensamientos concentrados en cada momento, sin distracciones.

En el camino hacia el servicio me percate que algo raro estaba pasando, a lo lejos noté que algo estaba encendido en mi sala, en ese momento pensé que quizá alguien dejo conectado algún aparato eléctrico o quizá un cargador de celular, porque la luz que se notaba era pequeña, color naranja y tenue; así que no me preocupe, en ese momento había algo que hacer con mayor urgencia.

Al salir la luz pequeña y tenue ya no estaba, en su lugar y en su misma posición estaba otra luz, pero esta no era pequeña sino grande, color amarillo encendido y flameante, me asuste por ello, pensé que algo había pasado, quizá hubo un corto circuito y se encendió el equipo, o el cargador de celular se sobrecalentó y entro en llamas al tocar algo inflamable; quise entrar a la sala, pero estaba cerrado, no se podía, intente abrirlo pero fue inútil, mis padres habían asegurado todo antes de irse, las puertas que dan hacia mi sala son metálicas hasta la mitad y la otra mitad de vidrio, pero este vidrio no es el translucido, sino el con relieve, el de tipo "catedral", quise ver lo que pasaba dentro pero no se pudo, por el material del vidrio solo se alcanzaba a ver las siluetas del incendio que se estaba formando; la sala tiene dos puertas, así que corrí hacia el otro lado en busca de un poco de suerte y que estuviese abierta, felizmente habían dejado sin seguro esa puerta, abrí rápidamente, al ingresar no sabía qué hacer.

Según muchos estudios realizados, cuando una persona entra en estrés crónico, puede pasar noches sin poder dormir, incluso a llegar a tener alucinaciones aun estando consciente, a otros les de ataques de ansiedad que a su larga se puede convertir en esquizofrenia, y finalmente llevarlos a la locura, pero este no es el caso, al entrar a la sala me encontré con algo que dudo mucho que mi mente pudiese haberla recreado, una esfera blanca en el mismo lugar del supuesto incendio, que a lo mucho habrá durado 3 segundos o menos, la esfera de blanco intenso que tomo forma de rostro humanoide y que finalmente se desvaneció como si la hubiesen partido por la mitad y echo cenizas al instante, sentía que "el rostro" formado me decía algo, pero no sé qué.

Me quede inmóvil ante tal presencia, la oscuridad lleno la sala, junto con ella el pánico y la desesperación, las piernas no me respondían, la cabeza me daba vueltas; los segundos se convertían en horas; mis padres llegaron al momento, seguramente la fiesta habría terminado, encendieron las luces y me vieron ahí parado en el centro de la sala, estático.

- Hijo que haces parado ahí?.

Quería responder alguna cosa, pero nada salía de mis labios, y sin notarlo estaba llorando, de miedo. Me dieron agua, al calmarme les cote lo que había pasado y él porque estaba ahí a esas horas; desde luego no me creyeron, o fingieron hacerlo, era de esperarse, mi madre solo me decía que lo olvide y que fue mi imaginación, hubiese querido que seria eso, pero no, eso paso, lo sé, lo sentí, no estaba alucinando ni mucho menos que fuese producto del estrés.

Ese acontecimiento me marco de cierta forma, se que lo que vi fue real y buscare la verdad de lo que paso a como de lugar...

Ojos del más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora