Úɴɪᴄᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ❀

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La noche se acercaba, las gotas de lluvia comenzaban a caer empapando a cualquier ser que estuviese fuera. Ese día Butters Stotch no había salido de su habitación ¿Por qué? La razón era que ese día se había cumplido un año de la muerte de su novio, Kenny.

A este le había resultado mas que doloroso, verlo allí indefenso.

La lluvia comenzó un poco más fuerte, las gotas golpeaban con rudeza el techo y Butters comenzó a llorar.

Sabía que debía oír aquella canción, por una extraña razón lo hacia sentir más que bien. Esa canción era la favorita de Kenny.

"My immortal" le traía tantos recuerdos de cuando él rubio estaba con vida.

Tantos momentos en los que seco sus lágrimas, curo sus heridas debido al maltrato verbal que sus padres le daban, sobretodo en aquellas noches de melancolía donde Kenny lloraba por la perdida de su pequeña princesita Karen, ella era una luz que iluminaba su oscuro corazón. Pero al perderla el perdió el total afecto a la vida. Pero no todo era oscuridad y llanto en la vida de Kenneth, tenia a su adorable y pequeño Butters, su pareja, quien estuvo a su lado en momentos de suma tristeza, el que jamás lo había dejado caer.

—Escucha Leo, esta canción es tan preciosa. Que me hace acordar tanto a ti, es claramente lo que tu haces cuando estoy triste. Eres la unica persona en la faz de la tierra que consigue calmarme y consolarle cada vez que se acerca la fecha de la muerte de mi princesa—Las lágrimas inundaron por completo sus ojos, trataba de reprimir los sollozos. Pero era imposible.

—Yo siempre estaré para ti, K-kenny—Habló el muchacho mientras lo besaba dulcemente en la frente. Acto seguido este le sonrió entre sus lágrimas.

Realmente queria mucho a Kenny.

Tantos recuerdos, tantas cosas vividas con Kenneth, que al recordarlas le causaba tanta felicidad pero a la vez una profunda tristeza al recordar que jamás lo vería. Cada mes el va hacia su tumba y le lleva sus flores preferidas, eran las mismas que Karen, las camelias. Todavía no podía entender porque se había quitado la vida de aquella manera tan atroz. Tenía mucho que vivir junto a el. Tantas cosas que aprender juntos, tantos sueños y metas que debían cumplir.

...

Aquel día era el cumpleaños de Kenny, no se había presentado a clases cosa que era totalmente extraña en el. A la salida Butters se fue a la casa de su pareja, temiendo lo peor. Aquella dulce canción resonaba por toda la casa, botellas de coñac en el suelo y también varios analgésicos.

Subió las escaleras con desesperación, buscándolo principalmente por su habitación, no estaba allí ni en la de Karen y Kevin. Del baño salia un fuerte aroma a coñac mezclado con las sales de baño. Allí estaba el amor de su vida sumergido en aquella tina, el agua estaba teñida de un color rojo, las lágrimas escurrían por sus azulinos ojos.

—¡Kenny! ¿Pero qué hiciste? —sollozó el de cabellos rubios, mientras acariciaba los cabellos cenizos húmedos de su amado.

Kenny hipaba, no respondía palabra alguna. Aun seguía con vida su pecho subía y bajaba aceleradamente, como si el aire se le escapase.

—N-no quiero estar aquí sin ella—habló débilmente mientras cerraba sus ojos, se sentía sumamente cansado. Ahora nadie de su familia lo molestaría, jamás. Podría estar lo mas feliz junto a su dulce princesita.

Butters jamás olvidará aquella escena, Kenny yacía muerto en la tina. Se había suicidado, el pequeño podía entender totalmente todo lo que estaba sufriendo, pero le haría tanta falta en su vida. El lo quería tanto, cumplía un papel importante en su vida.

Sollozó al saber que nunca más lo vería.

Jamás.

...
me llego la hora sad.

𝐦𝐲 𝐢𝐦𝐦𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥Where stories live. Discover now