––¿Me perdona el mal humor de esta noche? ––me dijo, cogiéndome la mano.
––Estoy dispuesto a perdonarle muchos más.
––¿Y me quiere?
––Hasta volverme loco.
––¿A pesar de mi mal carácter?
––A pesar de todo.
––¿Me lo jura?
––Sí ––le dije en voz baja.
La Dama de las Camelias - Alejandro Dumas