Narra Vic:
—Y es por eso que debemos cuidar el medio ambiente. Hagan su tarea, se pueden retirar —finaliza el profesor.
—¡Por fin! —grito de forma exagerada.
—¿De qué te cansas? De todas maneras no haces ni madres —me dice Jaime.
—Vete a la verga, wey —le contesto mientras río—. Siempre dices la verdad.
Salimos del aula para dirigirnos a nuestra siguiente clase, pero antes debemos ir a nuestros respectivos casilleros para tomar los libros de nuestra próxima materia.
—¿Cuánto tiempo nos queda para entrar a la otra clase? —pregunto.
—Uhm... Todavía nos quedan diez minutos —me contesta Jaime.
—Genial, ahora vuelvo iré rápido al baño.
—¿Quieres que te acompañe?
—¡Estás loco! Puedo ir solo —digo.
—Bueno, las chicas se acompañan, no le veo algo malo en ir juntos —dice de manera seria.
—¿En serio no eres gay? —dije con una risa. Jaime da mucho en que pensar.
—Otra vez con eso —rueda los ojos—. Mejor sí, vete solo. Iré por un refresco y te veo en la clase.
—¡Ay, caramba! Lo tomaré como un sí.
Bien, ahora con esa plática que tuve con aquel, seguramente me quedan como cinco minutos. Solo espero que los sanitarios estén vacíos, sino ya estuvo que perdí mi próxima clase, ese profesor me odia, y a veces tan solo por llegar un minuto después, me dice que tengo prohibida la entrada.
Comienzo a caminar sin sentido alguno, y de reojo, veo a la misma pelirroja de la mañana, por ahora la voy a ignorar... Dejaré que me ruegue un rato.
—¡Vic! —grita, mas sin embargo sigo caminando tratando de no prestarle ni la mas mínima atención. Luego siento su delicada mano tocar mi hombro—. Si que estás sordo, te estoy hablando y tú ni en cuenta.
—Uh, ¿de verdad? No te he escuchado, lo siento —contesto mientras paso mi mano por mi cabello, en señal de vergüenza, aunque no estoy para nada avergonzado.
Ella se ve como una boba, porque justo ahora me esta viendo con una mirada perdida, y efectivamente, una sonrisa de estúpida.
A pesar de eso, ella sigue viéndose linda. Es bonita. Y sin duda, su cuerpo me encanta. Está tan bien formado que ya quiero que esté en mi cama, pidiéndome más.
¡Joder! Que si sigo pensando de esta manera tendré una erección justo ahora, y eso es lo que menos quiero aquí en el instituto.
Prefiero algo más "decente".
Porque si por mi fuera, ahora mismo me la llevaba a los baños y la hacía mía, pero como dije, quiero algo limpio, algo más cómodo... mi cama, por ejemplo.
—¿Y a dónde ibas? —su voz me interrumpe de mis pensamientos.
—A los baños, ¿y tú, linda? —aunque a veces odie decir ese tipo de 'cursilerías' debo hacerlo para ganármela o algo así.
El timbre empieza a sonar, a lo que ella se asusta y da un pequeño brinco a causa de este.
—Debo irme —dice rápidamente.
—Oye, espera. ¿Puedes anotarme tu número de celular?
—¡Claro! Pásame tu teléfono —contesta sonriente y le cedo mi aparato, y apunta su número en mi lista de contactos—. Toma. Estaré esperando tu llamada.
