Mi vida nunca fue un camino de rosas...
Cuando tenía 17 años ya quería irme de casa. Pero todavía seguía atada a ese pisito en la última avenida del pueblo. No es que odiara mi vida, o mi familia. Les quería. Pero tenía ganas de cambiar y de cumplir sueños.
Decidí sacarme el teórico para l fin conseguir el carnet de conducir. Mi vida era una suma de números, de oportunidades, a la vez que problemas, aunque siempre solía tener buenas soluciones.
Tenía que sumar, el estar con mis padres, estar en el teatro ensayando y estar en la autoescuela. Todo eso sumado a la universidad, con la que empezaría mas tarde. Estudie bellas artes en una universidad conocida, en la ciudad. Estaba alegre por escaparme de las calles del pueblo al que pertenecía para ir a la ciudad.
Sí, la universidad no era tan mala, conocí a mucha gente muy parecida a mi, a mucha.
No tenía mucho tiempo, no, pero siempre me quedaba la noche. Aquel momento del día donde te alumbraban mas las luces de la calle que el propio cielo. Por la noche no importa la hora que sea, no importa el ritmo al que tengas de caminar, o lo alto que puedas gritar. Por la noche se viven todo tipo de emociones. La noche es sinónimo de descanso, de misterio y de desconectar en muchos aspectos. Siempre me quedo la noche.
En la universidad conocí a mi primer novio, Matthew.
Un chico muy distinto a mi. Un tipo bastante popular. Guapo y de buena familia. Le conocí en una discoteca en una de mis escapas nocturnas. La verdad es que no ligaba muy bien, cualquiera lo diría, ya que era muy guapo.Me acuerdo que se pegó a mi mientras bailaba. La verdad es que se me veía imposible estar con un chico como él, así que como es habitual en mi, después de eso le dejé plantado bailando solo.
Unos días mas tarde un amigo me llevó a una fiesta a la que estaba invitado. Una fiesta organizada por los clubes de la facultad de medicina, "una panda de pijos" me decían mis amigas.
En esa fiesta le volví a ver. Un chico moreno con los ojos muy pequeños, una melena negra que le tapaba una pequeña parte de la frente. Un chico no muy alto, que se quedó mirándome mientras yo pasaba por la puerta, cuando le miré me sonrió. Su sonrisa era blanca, muy bien cuidada y con las pocas luces que había, en su mirada se escondía una curiosidad enorme por conocerme.
"Hola" se acercaba a mi, mientras yo le miraba.
"Hola"
Entonces se quedo en blanco. En ese momento descubrí que era algo tímido.
"Oye, ¿tu no eres la chica de la discoteca? Me puse a bailar contigo y te fuistes.
Me reí. "Cierto, era algo tarde y estaba cansada."
"Creía, que eras de ese tipo de chicas que amabas la noche."
"He dicho que estaba cansada, no que no me gustara la noche."
Nos quedamos mirandonos el uno al otro. Descubrí una atracción a él.
"¿Cómo te llamas?"
"Ione"
"Un placer Ione" me dijo descubriendo de nuevo su blanca sonrisa. "Encantado. Yo soy Matthew."
"Un placer Matthew."Y allí empezó el inicio de una relación.
Mi primera relación seria.He de decir que Matthew era un chico divertido. Pero a menudo se alteraba, se confundía y no sabía que hacer.
Matthew también fue el primer chico con el que me acosté. Sí, digo que me acosté porque... Bueno digamos que ocurrió algo raro.
Llevábamos ya un tiempo metiéndonos mano y queriendo practicar el sexo. Ambos eramos vírgenes. Y como es obvio ambos nos moríamos de ganas de hacerlo.
Llego una noche, "la noche". Matthew me llevo a su piso entre risas y besos. Tuvimos un pequeño problema: las llaves se las había dejado en casa de un amigo.
"¡Mierda!"
"No pasa nada Matt." le dije sonriendo y acariciándole la cara, le bese y el me siguió.
"Ione"
"¿Qué?"
"Podemos ir a casa de mis padres. La llave la tengo en el coche."
"¿Pero qué dices Matt? ¿Y tus padres qué?"
"Mis padres no están preciosa" con una sonrisa caprichosa.Nos subimos al coche y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en la casa.
Nada mas poner los pies en el suelo me abrazó tocandome, como para crear ambiente para excitarse.La casa de sus padres era enorme, un chalet a las afueras de la ciudad con su propia parcela y su jardín. Seguro que también tendrían servicio.
Me empotró contra la puerta mientras me besaba el cuello demasiado excitado, iba muy rápido pero yo disfrutaba de cada uno de sus tocamientos.
Mientras con una mano abría la puerta de la casa, con la otra me agarraba la cintura. Constantemente bajaba su maní para agarrarme el trasero. Apretaba tan fuerte que llego a hacerme daño, aun así disfrutaba y me excitaba mas.
Entramos en la casa. Cerro la puerta con el pie y me apoyó en la estantería de la entrada. Mientras yo me quitaba mi chaqueta vaquera él, se desabrochaba la camisa.
Tenía un cuerpo increíble, musculoso y sabroso. Acaricié su piel mientras nos besábamos una vez más. Sus manos me agarraban las piernas aunque rápidamente las apartó para quitarme el vestido.
De nuevo me besó el cuello, su lengua se movía muy deprisa igual que él. Me quitó las bragas a la vez que yo me quitaba el sujetador. No había terminado de desabrocharlo cuando ya estaba tumbado sobre mí en el sofá.Yo tan solo disfrutaba tirada mientras él lo hacía todo.
Me abrió las piernas con dificultad por el poco espacio que disponíamos.Yo ya estaba preparada para gozar, una y otra vez notaba su miembro pero no dentro de mi. No sentía nada. Ni amor, ni la penetración.
"Ione, Ione... Agh" Matthew estaba tan encendido y borracho a la vez, que no se percató de que en lugar de penetrarme, estaba metiendo el pene entre el hueco de los almohadones del sofá.
Mi fuego se apagó, aun así el seguía ejecutando repercutidos movimientos sobre mi. Agonizaba en mi cuello, su mano derecha agarraba uno de mis muslos y tiraba de él para estar mas pegados, su mamo izquierda me sujetaba un pecho y lo apretaba como un demonio.Al terminar se quedó dormido sobre mi pecho. Debía de estar agotado.
A la mañana siguiente, entre risas me fui de su casa, sin que se diera cuenta.