¹

3.3K 162 3
                                    

¿Alguien podría volverse adicto al olor de hospital?

Varick estaba por comprobarlo, es decir llevaba un buen tiempo sentado en esa sala blanca llena de luces y de gente corriendo de un lado para otro, tres malditas horas son las que ha pasado sentado en la maldita sala de espera.

¿Qué tan difícil es parir? Literalmente solo es pujar

Por lo menos eso era lo que él pensaba.

Su esposa había roto fuente en la noche, en la jodida cama, eso no había sido lo peor, si no los gritos y la molestia de ella hacia él mientras gritaba que todo era su culpa y que no quería que la volviera a tocar. Por unos minutos Varick estuvo tentado a dejarla ahí entre sus lloriqueos y el charco de fluidos.

Sonaba tan tentador.

Pero él no era un cabrón como los demás de su familia, que obligaban a las mujeres a dar a luz en la casa. Él quería algo normal y esta era su oportunidad; así que soportó cada grito que Leyna daba como si se le estuviera escapando la vida.

La bruma de pensamientos que estaba teniendo se detuvo cuando sintió las miradas de las enfermeras sobre él. Y aunque Varick viniera de una familia de matones que tanta gente lo viera lo ponía muy nervioso.

— Carajo y yo creí que la que la pasaba peor era la mujer que está pariendo — la voz salió con un grito de mofa

— Joven por favor silencio — Una enfermera regaño al dueño de la voz

Un muchacho de pelo negro semi quebrado venía esquivando doctores y enfermeras mientras ofrecia disculpas a todos los que empujaba.Dejo de hacerlo una vez que estubo junto a Varick.

— Issac, bastardo

Los ojos de Issac se encontraron con la mirada de las enfermeras que estaban viendo a Varick y este les regalo una sonrisa cautivadora causando que todas desviaran su atención soltando algunas risitas nerviosas.

— ¿Tu arma mortal?

— Mi arma mortal es por completo mi aspecto — los ojos de Issac cambiaron de dirección hacia Varick, esos ojos negros que parecian impenetrables, pero solo parecian. En realidad Issac tenía una personalidad demasiado extravagante.

— Con esa ropa no lo creo, un vagabundo se vería mejor que tu con esos harapos

— Ojala cuando cambies el pañal de tu hija te cague la mano —exclamó ligeramente molesto el muchacho de tez morena para despues sonreir mostrando sus dientes perfectamente alineados— Si me veo así es porque salte de un segundo piso para estar aquí y darte apoyo emocional, además creo que no me veo tan del carajo como tu, estas todo pálido

— ¿Tú no lo estarías?

— No lo se, sabes que la relación más larga que tuve fue con la varicela y aun así al final me abandono —exclamó tratando de sacar una sonrisa en la cara del otro pero cuando lo volteo a ver el otro lo veía molesto.

— No hablo de romance, si Alim fuera la que estuviera en un quirofa-

— Callate — los labios de Issac estaban apretados en una línea molesta

Varick sabía que había tocado una fibra sensible, Issac atesoraba demasiado a su hermana y viceversa, asi que preguntar algo así claro que no fue una buena idea ahora todo había vuelto a estar en silencio, un silencio incómodo.

Soltando una tos nerviosa Varick decido hablar.

— Perdón —Issac solo soltó un "Huh" y se metió las manos al pantalón— Y bien... ¿Por qué saltaste de un segundo piso?

Para OlvidarlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora