-¿Dónde puedo encontrar los polos varoniles?
-¿Qué talla busca señora?
-M y busco en color azul marino.
-Allá están, ¿los ve?
-Si, gracias.Los caminos eran estrechos. Los días antes de entrar a clases se hacían cada vez menos y las cajas comerciales estaban atestadas de gente buscando uniformes nuevos para sus hijos. Evelyn seguía a su hermano mayor, Cristóbal, para no perderse entre la multitud, mientras éste a su vez seguía a su madre, quien veía como hacer paso entre la gente.
-Pruébate este...No, espera. Está manchado, déjalo ahí. Toma, éste.
Cristóbal obedecía las órdenes de su madre al instante. No tenía ganas de hablar, ni de moverse, ni mucho menos de estar ahí. Su mente se encontraba vacía y sus hombros bajos. La expresión seria y la mirada sin brillo. Quizá una mezcla de sueño y hambre podrían explicar su estado de ánimo, más era algo más profundo que aquello. Aquello que solamente su hermana, Evelyn y él sabían.
-¡Hey, despierta! ¿Que te pasa? ¡Hombre!
Reaccionó instantáneamente y se probó el nuevo polo. Se lo abrochó hasta arriba. Con cuidado de no pasarse a llevar la piel. Le quedaba algo grande de mangas, más por ahorro de gastos aquello convenía.
-Me gusta, ve a verte al espejo.
Cuerpo atlético, sin alcanzar a ser musculoso. Hombros anchos y manos de dedos largos. El logo de su liceo al costado derecho de su pecho. Un escudo verde con bordes dorados y el número del liceo.
De repente, el lugar empezó a llenarse de aún más gente. Con lo distraído que iba, perdió rápidamente el rastro de su hermana y madre. Los buscaba y daba vueltas, más no los veía. Decidió quedarse ahí mismo, así su madre o Evelyn volvían por él.
Divagó en su mente durante unos instantes. Muchas imágenes, algunas de las cuales incluso en sus sueños empezaban a aparecer, se hicieron presentes. Música. Luces y gente bailando. Rozando sus cuerpos. Besándose. Él.
Un momento infinito. Él, nuevamente rozando su mejilla con la palma de su mano diciéndole en cara cosas hermosas. Acercándose le cada vez más.. Besándolo suave y cálidamente, muy lento y delicado. Emociones fluyendo, sensaciones a mil. Él, bajando sus manos en mares inexplorados. Cristóbal, imaginando cómo sería el nadar en el azul de sus ojos.
Que ahí estaban. Ahora. Mirándolo. Haciéndolo sentir que talvez, las cosas son más fáciles de lo que parecen. Que cuando las aguas se calman, a la vista todo es más claro...Y real.-¡Cristóbal!-Exclamó Evelyn.

ESTÁS LEYENDO
Una historia feliz
Romance-"El amor es un regalo, que viste la piel del alma" ¿Pero que sucede, cuando te enamoras de la persona menos indicada? ¿Cuando te enamoras «mal»? Cristóbal se encuentra a sus cortos 15 años al borde de un abismo de emociones. Donde, las decisiones q...