Realidad y pan con chancho

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Una silueta femenina sin rostro ni historia aparecía. Corría desnuda en la oscuridad. Al momento en que bailaba desataba el caos y sus pies provocaban llagas profundas en el suelo.

De pronto un nuevo ser parecía invadir los territorios de la Ella. Inmediatamente se debatió una batalla entre ambas siluetas. Fuerzas distintas, objetivos similares.

Esto parecía no querer acabar. Entonces la Ella decidió prontamente marcharse. Se había cansado. La silueta masculina aceptó la salida de la Ella y la paz regresó a la oscuridad.

7:15 AM

-BEEPBEEP BEEPBEEP

La ropa interior. Los pantalones grises. La camisa blanca. El polo nuevo. Una afeitada pareja y un cepillado de dientes rápido.

Cristóbal no acostumbraba a desayunar en las mañanas, pues siempre amanecía sin hambre. Prefería mil veces llevarse un pan con mantequilla y jamón en la lonchera y comérselo en el primer recreo.

-Aqui tienes. Que te vaya bien. Que les vaya bien. Diviértanse. Ánimo.

Decía Miriam a la vez que dos cansados y somnolientos hermanos dirigían sus piernas al bus escolar.

Cristóbal entonces veía de reojo a sus antiguos compañeros. Veía nuevas caras y desconocidas. Elegía el mismo asiento que usaba el año anterior. Apoyaba su cabeza en el vidrio al instante en que sus rulos chocolate contactaban con la escarcha de las esquinas de la ventanilla. Cerraba los ojos e intentaba dormir.

El olor era el mismo. A polvo y encierro. Hacía frío y la calefacción funcionaba (mera casualidad) algunas chicas ponían sus polos sobre la estufa mientras charlaban con otros chicos. Cristóbal tomaba el mismo puesto, más o menos atrás, cerca de una ventana. El escritorio estaba rayado, como siempre, lleno de garabatos y groserías-algunas incluso dirigidas a profesores-era lo de menos. Estaba a punto de echarse sobre su escritorio a dormir, cuando ve un auto particular aparcar en la entrada. Aquello era poco usual, pues la mayoría vivía cerca, así que se trasladaban en bicicleta, y aquellos que no (como él) optaban por el bus escolar. De aquél salió un chico de más o menos su misma edad. Casi se puso pálido al notar que era Él.

¿Cómo era aquello posible? ¿Por qué, de tantos liceos existentes, tenía que ser justo el suyo?

Su corazón empezó a latir a cien. Sentía su sangre fluir a la vez que las manos le sudaban. Miró hacia otro lado, fingiendo discreción, cuando si alguien, quien fuera pudiera ver lo que dentro de él sucedía podría afirmar que aquello no era "normal", ni mucho menos discreto.

Unos instantes después alguien interrumpía. Era una muchacha de nombre Kimberly, más se hacía llamar Kim. Vestía su jamper (algo más corto y ajustado, pudo notar) y su camisa blanca con el cabello tomado. Tenía una bonita silueta y ojos muy, muy grandes (quizá su atributo más atractivo) y aunque no se conocían ella estaba ahí.

-Hola

No hubo respuesta.

-Mi nombre es Kimberly, tú dime Kim. A propósito, ¿como te llamas?

-Cristóbal

Y se fue. Quizá tras notar que aquella conversación no tenía futuro o, tal vez porque ya sabía lo que quería saber.

Ya eran las 8:30 y el profesor aún no aparecía... Alguien había ido por él a la sala de profesores, más le dijeron que estaba ocupado con un nuevo estudiante en la oficina de apoderados.

Un nuevo estudiante...

"¿Será Él?"

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2017 ⏰

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