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Recordaba la primera vez que escuchó un violín.
No podía explicar la sensación maravillosa que le produjo.
Era como tratar de explicar lo que se siente al correr por el prado en un día de Sol. Lo que sí sabía era que algún día iba a tener un violín... claro que con duendecillos que produjeran la música.

Taehyung sonrió. Ahora le parecía gracioso creer en ese cuento.
Había creído en los duendes por muchos años y ahora que tenía la suficiente mayoría de edad para saber que esos seres no existen.

Taehyung se dirigía ahora a ver a su amigo HoSeok o como le decía de cariño, Hobi, el ciego que tocaba el violín en las esquinas del centro de Seúl.

Taehyung era un joven delgado y pálido, con la palidez propia de los chicos alemanes. Había nacido en Alemania. Su madre es estadounidense y su padre, coreano. A ellos les gustaba viajar por el mundo y bueno... allá fue a nacer.
Era el afecto de nacer en Múnich, aunque hubiera vivido la mayor parte de sus 12 años en Seúl.
Tenía los ojos rasgados, nada occidental, y facciones fuertes.

Cuando llegó a la esquina de una cafetería, HoSeok se encontraba sentado en la vereda, con la espalda pegada a la pared de la puerta del local.

Taehyung vio que una ancha y luminosa sonrisa aparecía en su rostro.

—Ya estás aquí, Tae, ¡qué bueno! Ven, siéntate a mi lado —dijo el chico.

El chico ciego debía tener unos 23 años, la vida no lo había tratado tan bien que digamos.
Era un joven alto, tez blanca, cabello negro y muy apuesto.
Siempre andaba bien vestido, con terno y corbata o sino semiformal.


Si, Taehyung no es alemán pero quise darle otro aspecto
Sigan con la lectura~❤

The Violin ▶ VHopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora