Capitulo 2

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El hombre vestido de traje, alto, con piel blanca, barba cuidadosamente afeitada y cabellos rubios cobrizo perfectamente peinados, acariciaba los nudillos de su mano derecha mientras esperaba mi respuesta. Yo solo podía pensar en que ese había sido un impresionante derechazo. Ryan tomaba su quijada con una mueca de dolor aun sin lograr ponerse de pie.

Insegura logre contestar que estaba bien, me puse de pie y sin ver atrás entre de nuevo al salón.

En el proceso me sentí débil al tiempo que todo parecía ser irreal, apenas pude llegar a una mesa y sentarme. Desde donde estaba podía ver la puerta que daba hacia el jardín, vi a Ryan entrar furioso, empujar a algunas personas e irse del lugar.

Respire aliviada lo último que quería era tener que lidiar con él en público y menos después de que las cosas se pusieran tan violentas.

—¿Disculpa?

—¿Si? —gire a mi lado, era el mismo hombre de antes.

Estando más cerca de él note sus intensos ojos azules, resaltaban con la iluminación cálida del lugar. En conjunto era lo que alguien definiria como clasicamente guapo.

—¿Esto es tuyo? —me mostró un collar en la palma de su mano, mis dedos acariciaron la piel de mi cuello en donde la joya debía estar, ahí no había nada.

—Lo es, gracias —tome el collar rozando su piel ligeramente con mis dedos, era inusualmente rasposa.

—Él dijo que era tu novio y que no debí meterme.

"¿Mi novio? ¿En serio?"

Estaba a punto de reírme.

—Él era mi novio.

Luego de un pequeño silencio incómodo di las gracias de nuevo y me retire con una tonta, pero cortés excusa.

Solo quería encontrar a Bianca e irme a casa. Ni siquiera tenia deseos de que Steph me interceptara y comenzara a preguntar que había ocurrido.

Para cuando por fin encontré a mi hermana, ya no soportaba los zapatos y ella tenía la lengua de alguien en su garganta, también estaba segura de que estaba ebria. Por más que quise me fue imposible arrastrarla a casa como siempre hacía, esta vez no tenía ni la fuerza ni el estado de ánimo correcto para pelear con ella. Así que le pedí al chófer que la dejara, Bianca llegaría a casa por sus medios.

Me arrepentí mientras veía por la ventana del auto, ya era tarde y las calles estaban bastantes vacías.

Suspiré, Bianca era mi hermana mayor, pero rara vez actuaba como tal, ya debía estar acostumbrada a ser la voz de la razón para ella. Sin embargo, sólo esta vez hubiera deseado que ella notará que algo malo había sucedido, que dejara su ligue de una noche y se preocupara por mi. Que fuera ella quien me cuidara y no al revés, aunque fuera por una sola vez.

Durante el camino de regreso, mi celular sonó en varias ocasiones, mis padres. Le mandé un mensaje a mamá y lo apague. Poco después estuve de pie en mi habitación, un cuarto amplio con un escritorio de madera oscura, un tocador, una cama con dosel y un armario a juego con el resto de muebles. Todo bien ordenado, incluso las cosas inútiles, pero bonitas que adornaban las repisas en la pared eran cosas caras. Y nada de eso importaba.

Alguien había intentado abusar de mi y sin importar que no lo hubiera logrado yo me sentía mal conmigo misma por permitir que la situación llegara tan lejos.

Entre mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora