Capitulo 3

221 11 2
                                    

-Papá -dije aun con trozos de galleta en la boca que intentaba tragar.

Mi atención paso a su acompañante, un hombre alto de piel blanca y cabellos rubios, ambos enfundados en trajes negros a la medida, mientras que yo parecía una pequeña y desprolija cosa a su lado, casi como si me hubieran escupido de alguna dimensión desconocida. Cuando mi padre reparo en mi aspecto pareció querer reír, sabía que estaba pasando una vergüenza y él no haría nada mas que burlarse.

"El padre del año".

-Hija, te presento a Rainer Thyssen, director de la distribuidora alemana, Thyssen AG. Rainer, ella es Lea, la menor de mis hijas.

Apurada metí la galleta entre las hojas de mi libro, sacudí las migajas en mis dedos y le ofrecí la mano. Casi me había dolido cerrar las pastas y saber que sus hojas estaban llenándose de mantequilla y restos de chocolate.

-Es un gusto -él tomo mi mano y le dio un suave apretón.

Debía admitir que era más alto de lo que se veía en las fotos de su perfil de Instagram, me ponía nerviosa que me sacara poco más de una cabeza y yo no era precisamente pequeña, orgullosamente media uno setenta. Deje de prestarle atención a su mano, enfocándome en su rostro de facciones marcadas, había algo en él que me resultaba vagamente conocido.

-Igualmente -contesté.

Por un instante lo vi a los ojos, la familiaridad en los mismos me golpeó por sorpresa, era él, el rubio que le había dado un puñetazo a Ryan esa noche.

¿Cómo demonios no me había dado cuenta de eso antes? No es como si hubiera estado repitiendo en mi cabeza la tragedia, pero el hombre no era alguien que pudiera pasar desapercibido. En verdad había puesto mucho empeño en dejar todo ese asunto bajo toneladas de excusas y negación, tantas como se fuera posible, y al parecer había logrado mi objetivo, pero justo ahora esa misma determinación me estaba apuñalando por la espalda.

Trague con dificultad al notar que él parecía examinar mi rostro con curiosidad.

El tono de llamada de celular interrumpió el incómodo momento. Papá se separó de nosotros para poder contestar, dejándome atrás y sintiéndome como pez fuera del agua bajo los intensos ojos azules del hombre frente a mi, lo último que necesitaba era que mencionara algo sobre esa noche. Incómoda carraspee en respuesta a ser observada con tanto detalle, de haber sido otra mi situación me habría hecho sonrojar, pero ese no era el caso.

Al fondo solo escuchaba a mi padre discutiendo con quien fuera que estuviera al otro lado del teléfono, eso sonaba como problemas para él y para mi.

"Si llega a dejarme a solas con él..."

Rainer no entendió mi incomodidad o simplemente la paso por alto porque él continuaba examinándome con atención y en silencio sin parecer llegar a una resolución. Estaba a muy poco de decirle que era una falta de respeto ver fijamente a alguien por tanto tiempo, aunque también pensé en la posibilidad de que estaba distraído por otra cosa. Empecé a preocuparme por tener algo en la cara.

-¿Te conozco? -abrí los ojos con sorpresa.

"No puede ser".

-No lo creo.

Mentí enseguida, con miedo de que cualquier titubeo de mi parte lo llevará a la verdad. Quizá a este punto era tonto fingir demencia, pero yo había luchado conmigo misma para olvidarlo y mantener lo sucedido fuera de los oídos de mi familia. En su momento me dije a mi misma que podía manejarlo por mi cuenta y así lo había hecho, no sabían mucho mas sobre Ryan, a parte de su estúpida proposición de matrimonio, ellos creían que esa era la única y exclusiva razón por la que terminamos la relación. Una diferencia de intenciones, eso les pareció razonable y no haria nada al respecto para que cambiaran de opinión, yo así lo prefería.

Entre mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora