Huella 1 🐶

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La pequeña gata azul no cesaba su maullar dentro de la jaula rosa y ridícula que le había comprado su dueño unos días atrás. Luhan consentía demasiado a minnie, era su bebé y la cosita más adorable que le pudo haber regalado su madre por su cumpleaños 18. Sí, tal vez tener 18 y que te regalen un gato sonaba deprimente para cualquier adolescente, pero Luhan amaba los gatos más que los iPhones o cualquier otra cosa. Si tendría que morir rodeado de 100 gatos no le molestaría ya que él era amante de los ronroneos, la indiferencia y los maullidos.

Con una impaciencia creciente Luhan decidió jugar con minnie metiendo su dedo entre la reja para entretenerla. Hace treinta minutos yacían en la veterinaria que le recomendó su madre varias veces, hasta le mando escrita la dirección y especificada la estructura de aquel lugar. Un establecimiento donde predominaba el azul pastel y en la entrada tenía un cartel con el nombre de la veterinaria 《 Oh Huellitas》Cuando lo leyó, no entendió el nombre y tampoco se esforzó por comprender un título demasiado extraño para la veterinaria, solo entro y al ver que nadie respondió, se sentó en la sala se espera pensando que tal vez el dueño estaría ocupado.

Y siguió esperando, aun sin tener señales de un tercero en ese lugar, solo Luhan, minnie y un montón de cuadritos de mascotas que adornaban las paredes de la aquella sala. Ya le fastidio la demora del veterinario, pero necesitaba desparasitar a minnie lo más rápido posible.

-Tranquila pequeña-trató de alcanzar la patita de la gata con su dedo para propinarle una caricia, pero minnie se fue al fondo de la jaula, impidiendo que sucediera- ¿Estas molesta? Yo también princesa, pero iré a ver si hay alguien aquí, y caso contrario, te llevaré a otro lugar y después a casa, lo prometo. -Que ridículo pensarían los demás si vieran aun chico hablándole a una gata como un niño ensimismado en su nuevo juguete, pero no entendían que minnie era más que una mascota, y eso que solo tenía semanas con ella.

Luhan dejó la jaula en el sillón celeste, dando un pequeño besito al plástico rosa y despidiéndose del felino con susurros.

Caminó un poco y fue directo al pasillo alumbrado con la tenue luz blanca que parpadeaba como si estuviera averiada, semejante a una escena de terror donde el silencio ocupaba el lugar y la luz no ayudaba en nada. Tembló un poco y continúo su recorrido por el pasillo, observando los titulitos que tenían las puertas a ambos lados de este. Pero una en especial llamo su atención.

Estaba a punto de entrar a una donde se repetía el nombre de la veterinaria, pero una puerta más allá, se escuchó un ruido sordo y una tenue voz que se iba haciendo más cercana con el avanzar del castaño. Ahora estaba cerca de la puerta y todo era más claro, alguien más se encontraba allí, solo era cuestión de girar suavemente la perilla para solicitar ayuda.

Con cuidado y temor abrió la puerta de poco en poco, dejando a la vista una amplia espalda con un mandil, una tina pequeña en el suelo y un perro demasiado esponjoso y húmedo que noto su presencia en segundos, exaltándose ante el extraño, y derribando a su dueño para ir al ataque.

-vivi ¿qué crees que haces?! -una voz gruesa retaba al can al ver su repentina alteración. Sabía que a Vivi nunca le gustaron los baños pero hace unos minutos todo iba de maravilla, había aceptado bañarse y todo estaba funcionando mejor de lo que creía o lo que estaba acostumbrado. Siempre era un reto bañar a vivi.

Sehun abrazo el pequeño cuerpo mojado de su perro, tratando de evitar que se salga de la tina, pero las patitas hiperactivas en un intento de escabullirse y salir derribaron la tina y no tuvo que hacer más que suspirar y sentir el agua enjabonada trazando un camino por sus pies y mojando todo el lugar.

Cuando Luhan notó que el perro lo había visto quiso retirarse se ahí corriendo, pero sus pies se enterraron en el suelo, su vista no se apartaba de la espalda y esos brillantes ojos observaban con curiosidad a quien supuso que era el veterinario bañando esa bola de pelo blanca.

Aunque la travesía de la vista del castaño no duro mucho, pues pasados unos segundos el perro fue directamente hacia él. Ahora Luhan estaba en el suelo retorciéndose bajo los ladridos y lengüetazos de esa cosa. Había gritado pataleado e intentado escapar. Se sentía ridículo porque un animal mojado que no pesaba ni la cuarta parte de toda la masa corporal de él lo estaba atacando gustoso.

Olía horrible y podía sentir lo intranquilo y molesto que era ese perro. Porque todos los perros eran así. Los odiaba, pero en esos momentos, el pelinegro que no le ayudaba se estaba ganando todo su odio al igual que la bola blanca y apestosa.


💌Jelou melocotons 💌
Bueno ( ͡° ͜ʖ ͡° ) bienvenid@s nuevamente a esta historia bien gay ╮(─▽─)╭

Creanme que me encanto escribir esto ( aunque no lo haga bien kdcirles) (≧ω≦)

Tengo un puñado de ideas
(︶ω︶) y estoy muy segura que moriré de diabetes al acabar esto :3 además intentare hacer capítulos largos :) no me gusta hacer capitulo largos porque pienso que son muy cansones :( pero lo intentare U.U <3

Por el momento les agradezco por leer y votar ♡ Muchisimas gracias por eso y tolerar mis faltas ortográficas ♡ lo mejorare :) I promissss :3

Tengan una bella vida♡

Intento de HunHan pa su consumo salido de esta mente atrofiada :3

Chaitos ( ͡° ͜ʖ ͡° )



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⏰ Última actualización: Feb 22, 2017 ⏰

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