Carta a Jimin:

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Siempre he odiado a esa gente que tiene carisma, que tiene talentos especiales, aquellos que acaparan toda la atención por ser únicos, por tener un brillo especial. Siempre los he odiado, porque mi brillo, mi luz, está rota, apagada. Tengo la sensación de que siempre lo estuvo, incluso mucho antes de nacer.

Por eso te odio Jimin, por esa luz y ese carisma que desprendes. Por todos los talentos que tienes y los que escondes. Te odio porque eres tan especial que no puedo apartar mi mirada de ti, porque me convences de que las cosas están bien cuando tú bien sabes que no es así.

Hace mucho tiempo que tenía planeado irme, hace años que había pensado abandonar éste lugar, porque aquí todos tienen su luz aún viva, porque yo nací sin ella.

Desde lejos los demás pueden ver que no pegamos ni con cola, ¿qué hace el chico que nunca habla y que siempre se duerme en clase siendo el mejor amigo de Park Jimin? Yo también me lo pregunto.

Muchos de ellos me miran siempre con el prejuicio marcado en sus ojos. Parecen creer que soy una especie de emo, un gótico, quizás.

"Es demasiado blanco, ¿a caso no toma nunca el Sol?"

"Parece un muerto."

"Siempre va de negro, he oído que es un gótico y que adora a Satanás."

Al principio me reí de ciertos comentarios, ahora me aburren. Jimin, eres el único con el que hablo, sabes más de mi que mi propia madre.

Los demás piensan que somos mejores amigos y es verdad, lo somos. Sólo que, cuando la noche cae y me aprietas contra tus brazos, esa amistad desaparece. Me es imposible no pasar mis manos por tu cuerpo, tocarte es adictivo. Ver tus caras de placer, tu boca semi abierta, tus ojos cerrados y tu respiración entrecortada. Tu cara se vuelve roja y sudor cae por tu frente. Te pones encima de mi y creas un vaivén lento, a veces rápido y frenético. Es de locos. Los mejores amigos no hacen estas cosas, ¿no crees?

Recuerdo el primer día que me besaste, el primer día que pediste que pusiera mis manos en ti. "Estás loco" fue lo que te dije. Pero tienes un talento especial para conseguir manejarme a tu antojo y toda cosa que me haces hacer, por muy mal que parezca, hace que me sienta tan bien que creo estar vivo durante unos minutos.

Tienes la habilidad de hacerme creer que la vida merece la pena. Por eso te odio, porque sé que es mentira, sé que todo lo que dices es mentira. Yo no soy especial, no vendrán mejores momentos, lo sabes tú, lo saben mis padres-los cuales se han dado por vencidos conmigo- y lo sé yo.

Siempre mientes Jimin, ¿por qué los haces? Sé que no soy el único al que se lo dices, sé que no soy el único al que dejas poner las manos encima de ti, no soy el único al que besas y al que dices que es especial.

Te odio aún más porque, incluso sabiendo eso, sigo creyéndote, sigo poniendo mis manos en ti, sigo dejando que tus labios recorran mi piel. Sigo siendo un juguete al que manejas a tu antojo.

Y odio tu sonrisa, esa que pones cuando quieres aparentar ser feliz, esa que te sale acompañada de una carcajada cuando hablas conmigo. No lo hagas más, sólo hace que me quede enganchado a ti, que vaya hacia ti como polilla a la luz, sabiendo que no hay futuro alguno, pues me voy a quemar. Tus ojos se vuelven una línea recta y parecen casi desaparecer de tu rostro, tus labios forman una curva hermosa y no puedo parar de mirarte. Eres puro arte.

No sé exactamente cuántos chicos -y chicas- han caído bajo tus redes. ¿A cuantos has convencido de que son especiales?

Incluso tus padres se creen la mentira de que eres el hombre prefecto. Lo eres, lo sé, pero eres otra clase de perfección, aquella que se encuentra escondida en tus imperfecciones mismas. Ellos no saben que cuando más hermoso te ves es cuando me abrazas, a mi, que soy un hombre. Estarían decepcionados de ti, ¿verdad?

Winter Day.»YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora