S K Y L A R
Me desperté por los cálidos rayos del sol pegandome en la cara... No, nada de rayos del sol, ni mierda carajo! Me levanté tardísimo, debía ir al trabajo así que no me quedo más que ir al baño y solamente hacer mis necesidades, lavar mis dientes y el rostro.
Estaba tan apurada que fui a preparar un café, lo más rápido, después voy hacia la habitación y agarro unos jeans desgastados, una remera de Sex Pistols una talla más grande para mi cuerpo, unas botas negras un poco desgastadas y no podía faltar mi hermoso celular.
Cuando agarre el café, lo coloque en una taza, me di cuenta que mi amiga estaba en el sillón tirada como vaca con baba en la boca. Suspire y agarre una almohada y se la tire lo más fuerte en el rostro, la próxima será agua fría.
— Pero la put... – abrio y se calló cuando vio la hora, si, también estaba retrasada.
Yo solo la veía riendo mientras ella corría como loca alistándose, cuando estaba preparada le serví un poco de café.
— Hey, gracias por despertarme tan tarde. – me miro entrecerrado los ojos y apretando sus labios.
— Oye! No tengo la culpa de que se haya descompuesto el estúpido despertador.
— Obvio que se va descomponer si lo mandaste a la mierda contra la pared el día de ayer, por qué sonó a las cinco de la mañana. – me rasque la nuca y sonreí nerviosa.
— Eso... No importa compraré otro y quédatelo vos. – ella asintió y salimos del departamento ya con nuestras cosas en manos, ella con su mochila y yo... Solamente era necesaria mi presencia.
Cada una tomo su rumbo después de despedirnos, yo empecé a caminar, bueno en realidad estaba casi corriendo, el lugar donde trabajo era un poco lejos. Pero no era excusa para faltar tres días seguidos.
Cuando doble una esquina, siento como chocó con alguien haciéndome caer de trasero al suelo, suelto un quejido de dolor y sobo un poco la parte afectada, me levanto con ganas de gritarle a la otra persona, hasta que veo que es un chico.
Un chico vestido con jeans desgastados, y una remera de rayas azules con negro, tenía puesto unas zapatillas deportivas, su cabello era negro, un negro brillante. Se levanta de la misma manera, y lo único que hago es sacudir mi cabeza un poco para después encararlo.
— ¡A ver idiota! ¡¿No te fijas por donde vas?! – este me miro sorprendido pero después sonrió, este solo se encogió de hombros a lo que mi furia hizo empujarlo con toda mi fuerza, para después mandarlo a visitar a su madre, a su hermana y a toda su familia.
Entonces empiezo a caminar nuevamente, sin mirar atrás y sin importarme como se lo haya tomado aquel tipo todo lo que le dije.
>> Te sobrepasas tipa <<
No siempre, estoy más retrasada de lo normal ya debería estar en el local, y me pasa esto. Sinceramente es el mejor día de mi vida.
>> Dios, tu sabes que lo entenderán. <<
Si, pero tampoco para aprovecharme de eso, le diré a Mark que no me de días libres en estas dos semanas para recompensar mis retrasos.
>> Genial. <<
Me di cuenta que ya había llegado al la tienda de música y entre rápidamente, veo a Ethan que me mira divertido mientras está limpiando alguno de los instrumentos para principiantes.
El es un chico muy bueno, tiene cabello teñido de color verde y es el que siempre me alegra en el trabajo, nos llevamos muy bien.
Me cruzo con Ángela en los vestidores donde la gente se prueba las vestimentas, una chica muy guapa de ojos marrones claro, es de tez blanca y siempre anda vestida con ropas ajustadas, aunque al principio parece desagradable es una buena persona, hace todo lo posible en ayudar a su madre con los gastos de la casa, y también para pagar los estudios de su hermano.
Nos saludamos y seguimos nuestros caminos, yo estaba caminando hasta la oficina de Mark, debía pedirle disculpas y si quería sacarme los días libres que lo haga, me lo merezco.
Toco la puerta tres veces y escucho su voz diciendo "Adelante", entro a la oficina, aunque su espacio de superior sea muy simple es muy ordenado, los tonos que se encuentran son negros y blancos, colores prácticos pero quedan muy bien.
Veo a mi jefe sentado en la silla principal de su escritorio, estaba firmando papeles, el es un hombre de unos treinta años como máximo, no le gusta decir su edad, aunque su esposa es muy buena persona también respeta su privacidad y no anda diciendo cosas a sus espaldas.
Hace un ademán con su mano para que me siente y se saca los anteojos, yo lo miro nerviosa y el con una ceja levantada.
— Bueno, ¿Qué es lo que se te ofrece Skylar? – dijo mientras juntaba sus manos.
— Quería pedir disculpas por los últimos retrasos, y si quiere puede sacarme los días libres, no me importa.
— Oh, tranquila Skylar no te quitaré tus días libres, se que los pasas con tu madre. Asi no te preocupes déjalo así, aunque te pido que trates de no llegar tarde, hay clientes por atender.
— Muchas gracias Mark, no sabes cómo te lo agradezco, mándale saludos de mi parte a Antonia. – digo mientras me levanto de mi lugar y acomodo la silla.
— Ella está atendiendo el local en estos momentos así que no será necesario que yo le mandé tus saludos, mandale saludos de mi parte. – dijo mientras sonreía, a veces me gustaría que mi madre tuviese a alguien que la hiciera igual de feliz como Antonia hace feliz a Mark. Suspiro un poco triste, pero vuelvo a sonreír para después salir de la oficina.
Camine nuevamente hasta llegar de nuevo a donde atendían a las personas, mientras me dirigía hacia el mostrador, me encontré a Antonia y la saludo amigablemente al final, si tenía razón Mark.
— Hola Skylar, ¿cómo andas? – dijo mientras con su mano señaló la silla para que me sienta, hice lo que me pidió y me senté dejando carme completamente, hice un gesto de dolor en mi trasero recordando lo de hoy a la mañana.
— Bien, bien, me fui a disculpar con tu esposo... Ah y te manda saludos. – ella sonríe y asiente.
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Dark Hell
Ficção AdolescenteSkylar Walker, es una joven de veintidós años, nacida en Virginia Occidental. Su cabello castaño oscuro es corto, llega un poco más hasta los hombros aunque siempre lo mantiene un poco despeinado, tiene unos hermosos ojos de color verde claro, aunqu...