Capítulo 4

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Llegó. Estaba listo. Más que preparado. Zarec se bajó de su moto y caminó hacia la parte de atrás del edificio. Subió por las escaleras de emergencia. Llegó al piso nueve.

Bien preciosa. Prepárate.

Zarec se asomó a su ventana y la vio.

Dios mío.

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El último corte. Se había manchado el pantalón y sus zapatos. No le importaba. Nada le importaba. Solo quería sentirse así. Y para ella eso era la octava maravilla del mundo.
Libertad. Libertad. Libertad.

Cara lloraba. Sacaba todo lo que sentía, gritaba, pataleaba. Incluso golpeaba lo que estuviera a su alcance.

Sentía frustración. Pero más que todo, soledad.

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Puedo parecer fuerte. Pero no  esasí. Y no puedo evitar que me duela.

Zarec abrió la ventana sin despegar su mirada de Cara. Ella se asustó. Lo miró extrañada.

-¿Qué haces aquí?

-Eso no importa. -Él se acercó a ella y se arrodilló a su lado para verla mejor. -¿Por qué te haces daño? -miró su muñeca herida.

Puede que sea un miserable drogadicto que no sabe que hacer con su vida. Pero siento una intriga inmensa hacia ella. Y,  de alguna manera,  me hace querer ayudarla.

-Te hice una pregunta primero.

-Solo pasaba. Ahora contéstame.

-¿Ahora te preocupas por mi? Deja tu papel de mediocre y lárgate. ¿Quieres?

Vete Zarec. No tienes nada que hacer aquí.

-No. Quiero ayudarte.

-Zarec ya no me veas la cara de idiota. Sé lo que haces. Estoy harta de todo. -Cara luchaba contra el llanto. -Estoy harta de las personas como tú, creen que por el hecho de ser peligrosos pueden controlar a las personas como yo. Estoy harta de la vida. -Batalla perdida. El llanto ganó. -Estoy cansada de sufrir. Me quiero morir. -Lloraba. -Me quiero morir.

¿Qué cosa tan mala pudo haberle pasado para que odiara tanto la vida?

Cara lloraba tan fuerte como alguien podría llorar. Zarec la miraba con lástima. En un esfuerzo de voluntad, se acercó y la abrazó.

¿Qué estoy haciendo?

Cara recibió el abrazo y también lo abrazó. Lo necesitaba tanto.

¿Hace cuánto no había abrazado a alguien?

La verdad, no lo recordaba. Seguramente desde el orfanato.

Ese abrazo, significó tanto para ella. Como para él.

Unabrazopuedeserinsignificanteparaalgunos. Les da igual o simplemente no le dan importancia. Para otros, puede significarlasalvación. Sentirquealguienloscomprendeyapoya. Sentirelcalorhumanotanreconfortantediciéndote que todoestarábien. Elabrazoespaz."

¿Cuánto tiempo pasó? Tal vez cinco minutos. Pero para ellos fue algo eterno.

Cara ya había dejado de llorar. Sus heridas habían dejado de sangrar. Sus ojos verdes se veían diferentes. Esperanza. Eso había en ellos.

Zarec la miró a los ojos. Penetrándola. Buscando respuestas en su interior. Solo veía dolor. Mucho dolor. Cubierto por un brillo extraño. No sabía que significaba. Pero lo averiguaría.

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Esto es algo inexplicable. Me sentía en el cielo. Se me olvidó todo. Mi pasado. Mis problemas. Mi soledad.

Todo desapareció mientras yo me ahogaba en aquel abrazo.

Ese abrazo. Ese simple abrazo, había cambiado mivida.

No sé como. Ni cuándo. Pero lo hizo.

-Eres hermosa Cara. -soltó Zarec de pronto. Acariciaba su rostro con delicadeza. -¿Porqué lo haces?

Sentía la necesidad de contarle todo. Pero no podía. No lo conocía. No conocía nada de él. Solo que se sentía vacío.

Zarec y Cara podían ser diferentes. Pero en el fondo, eran exactamente iguales. Dos almas confundidas en el mundo de la soledad.

Como lo conocí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora