Parte 1

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Miro hacia la ventana, el vidrio está empañado en consecuencia de la  fuerte tormenta que se desata puertas afuera. La lluvia golpea contra el techo con un fuerte repiqueteo, al parecer el clima quiso hacerme compañía. Leo una y otra vez aquel pedazo de papel que determinó nuestro camino, creo que ya me lo he memorizado de tantas veces que lo he leído y aun así no le encuentro explicación alguna, o tal vez sólo no quiero encontrarle explicación. Todavía no he podido superar las marcas que has dejado en mí, tu ausencia me ha dejado un vacío que aun no he logrado llenar. Miro nuestra cama, la que ahora sólo es para una sola persona y trato de acordarme de como se sentía sentirte cerca, de como el calor de tu cuerpo lograba ganarle al frío invierno de las noches y ahora sólo puedo conformarme con envolver mis brazos alrededor de mi anatomía. Pero nunca encuentro ese cálido calor y sé que es porque sólo tú lo poseías.

Tomo el álbum de fotos mientras arrastro los pies por la habitación, me acomodo en las suaves sábanas de la cama que ahora me resultan demasiado ásperas para mi gusto. Abro el álbum en una página al azar, y la nostalgia me invade al ver tu rostro plasmado en una de las tantas fotos.

Ese fue el primer día que nos conocimos, ¿te acuerdas? Tu sonrisa había logrado quitarme el aliento al verte en el café local, inmerso completamente en el block de hojas que tenías entre tus dedos, colocando el lápiz entre tu dedo pulgar e índice de tu mano izquierda y haciendo trazos sobre el block, ajeno a lo que pasaba a tu alrededor. Tu belleza había logrado captar mi atención por completo, olvidándome que estaba con una de mis mejores amigas.

-  ¿Qué vas a ordenar? -Me dice, haciendo que mi atención recaiga en ella esta vez.

-  Sólo un café.

-  De acuerdo. Ve a guardarnos una mesa, yo iré a la caja a ordenar.

Asentí, observando cómo se alejaba, encaminándose hacia la caja del lugar. Emprendí mi labor en buscar una mesa vacía, barriendo la mirada por el lugar. Todas las mesas parecían ocupadas a esa hora de la tarde, la mayor parte de las personas preferían ir a tomar un café para calentarse en aquel crudo invierno y tal vez esa era la razón de la falta de mesa disponible.

La mesa delante de ti estaba vacía, y creí que el destino había hecho su jugada para unir a dos personas. Me senté, quedando frente a ti mientras me comía la uña del dedo pulgar en espera de Sam. Tú levantaste la cabeza, observándome con aquellos hermosos ojos verde esmeralda y dedicándome una modesta sonrisa. Pude sentir como el color invadía mis mejillas y sólo esperaba que tú no te hubieras dado cuenta de aquello.

Bajé la mirada, de repente interesada en los patrones de la mesa. Sam llegó con el pedido, sentándose frente a mí y obstaculizando en parte la vista que tenía de ti.

-  Cuando decidí que quería ser enfermera, no pensé que la materia de medicina iba a ser tan tediosa-Se quejó mientras rompía la bolsita del azúcar y la vertía en su café.

-  Piénsalo de esta manera, sólo te faltan cinco años más.

-  Gracias -Bufó.

Tomé un trago de mi café, ladeando un poco mi cabeza para poder obtener una visión de ti. Sam al parecer lo había notado por lo que me miró con el ceño fruncido.

-  ¿Qué tanto miras?

-  Na… nada-Balbuceé. Pero eso no había convencido a Sam en lo absoluto. Volteó hacia atrás, sin reparar en disimulaciones, y encontrándose contigo. Tú levantaste la mirada de tu block, observándonos con algo de incomodidad. Te pasaste la mano por tu cabello castaño, alborotando más tus risos mientras tratabas de volver a concentrarte en tus hojas.

-  ¡Sam! -Chillé. Ella se volvió hacia mí luego de unos pocos minutos.

-  Ya veo por qué tanta distracción, amiga.

-  ¡Cállate! Está mirando hacia acá-Dije, tratando de lucir lo más calmada posible.

-  ¿Quieres que le pregunte su nombre? -Me dice y hago un gran esfuerzo por no tirarle de mi café para que se callara.

-  ¡No! ¡Samantha!

Pero ella ya estaba encaminándose hacia tu mesa, apoyándose en esta con una pose casual. Apreté los ojos por un momento, ideando un plan para escabullirme. Pero ella ya estaba señalándome y diciéndote algo que no alcanzaba a escuchar.

-  ¡Ha hecho un retrato de ti! -Gritó con un dejo de entusiasmo. Sólo quería que la tierra se abriera y me tragara completamente, sin dejar rastro alguno de mi vivencia en este mundo. Admito que me había sentido alagada por ello, pues sentarte a verme por el tiempo que te llevara dibujarme no debía ser algo muy divertido.

-  ¡Ven!

Mierda, quería tirarle con la silla en esos momentos. Pero aun así me levanté, caminando hacia tu mesa mientras las piernas me flaqueaban por el nerviosismo que había crecido en mí.

-  ¿Enserio has hecho un retrato mío? -Le pregunté con voz neutral, y me sentí poderosa al poder controlar los nervios frente a ti. Tú balbuceaste algo inentendible, tratando de decir algo que no lograba salir de tus labios.

-  Lo siento, no quería incomodarte. Tienes unos rasgos muy interesantes.

Me ruboricé ante aquello. Nunca nadie había dicho algo parecido y tal vez eso era lo que te hacía diferente del resto.

-  ¿Cómo te llamas, Romeo? -Preguntó Sam, recargando todo su peso en su pierna derecha.

-  Harry -Dijiste, ahora con mayor seguridad.

-  ¿Puedo verlo...? -Te pregunté, ansiosa por echarle una mirada.

-  No está terminado...

-  No importa.

Me tendiste tu block cuidadosamente y yo lo agarré con el mismo cuidado con el que me lo diste. Sabía que era un objeto importante para ti. Observé los trazos plasmados en la hoja, líneas difuminadas por tus dedos que ahora seguramente tendrían un color ligeramente gris. Parecía como si me estuviese viendo en el espejo, habías logrado capturar los rasgos de mi rostro a la perfección y en verdad estaba asombrada por el maravilloso trabajo que habías llevado a cabo.

-  No es muy bueno...

-  ¿Estas bromeando? Es magnífico-Dije maravillada a lo que tu sonreíste, mostrando un hoyuelo en el cual no había reparado antes.

Ese mismo día antes de abandonar el lugar, me preguntaste mi nombre y te disculpaste por no haberlo preguntado antes. Me pediste mi número telefónico, tal vez rezando para que no te cortara el rostro y saliera corriendo.

Memories (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora