60 Minutos

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Sólo me quedaban 60 minutos de mi última clase de canto. Mis padres me decían que ya no podría asistir porque ya no podían pagarlas; sabía bien que el hecho de pagar un abogado para el divorcio consumía dinero.

Me dirigía al salón de canto de la escuela "Hudson", tendría que despedirme de todos mis amigos, jamás se me han dado bien las despedidas. Me detuve frente a la puerta, sería la última vez que me sentaría en el círculo junto a Kate y Graham, los chicos que me animaron a cantar porque pensaban que tenía un don; tomé aire y entre.

No había nadie a excepción de un chico sentado en donde se supone, era mi lugar.

-¿Dónde están todos?- pregunté

-La clase se adelantó una hora.

¿Cómo era que no me había enterado?, revisé mi celular, 4 llamadas perdidas de Graham, supuse que eran para decirme de la clase. No quería regresar a casa, así que avise a mi madre y acto seguido me senté 3 lugares después del chico. Había un silencio incomodo, en el momento en que me dispuse a escuchar música él habló.

-Soy Artie. Soy hijo del Profesor Cohen, vine porque pensé que estaría aquí.

¿Hijo? No sabía que el profesor tenía un hijo. Jamás había hablado de él, era muy reservado con su vida privada.

-Soy Ema, estudio con tu padre, no sabía que tenía un hijo.

-Él tampoco.

-¿A qué te refieres?

-Él y mi madre estuvieron juntos por un largo tiempo, pero tuvieron problemas y él se fue antes de que mi madre le dijera que estaba esperando un hijo suyo.

-Lo lamento.

-No, no te preocupes. Mi madre comenzó a salir con otra persona y fue él quien me vio crecer y me enseñó a ser la persona que soy ahora; creo que es la persona a la que puedo llamar padre. Sin embargo, aún tenía la duda de cómo es mi padre biológico, así que vine a buscarlo y enfrentarlo.

No tengo idea de porqué estaba hablando de su vida conmigo si solo teníamos 10 minutos de conocernos. Creí que tenía que ser equitativa de alguna forma, así que decidí contarle parte de mi vida, cosas difíciles como las de él.

-Mis padres se están divorciando. Encontré un sobre de un abogado especializado en ese tema en el buzón de mi casa.

-Lo siento.

-También yo.

Se hizo un silencio aún más incómodo, era la primera persona con la que hablaba de eso. Jamás había encontrado a alguien con quien platicarlo, creo que solo encontraba una manera de distraerme y evitar pensar en eso.

Gracias a Dios sonó su celular, salió del aula sin decir nada, supuse que quería tener privacidad.

Lo miré a través de la ventana del salón, no había tenido la oportunidad de mirarlo con detenimiento. Tenía el cabello revuelto y algo quebrado color castaño obscuro, ojos del mismo color y unas cejas finas; sus labios eran gruesos pero se veían delicados al igual que su nariz. No era el chico más fuerte que había visto pero tenía marcados sus brazos y era delgado, más alto que yo. Vestía una camisa blanca y una chamarra y jeans negros, además de unas Converse del mismo color. Por lo menos era lo que se me permitía apreciar gracias a que estaba de perfil al salón.

Regresó, no se veía muy animado.

-¿Todo bien?

-Si, claro.- hizo una pausa- Era mi madre, quería saber si estaba seguro de hacer esto, y decirme que aún estaba a tiempo de regresar con ella y con Frank, su pareja.

-¿Lo estás?

-Por su puesto.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2017 ⏰

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