-¿A qué te refieres, Brian?- pregunta mi padre, desconcertado.
No le da tiempo a contestar ya que alguien le llama al teléfono y opta por contestar, no sin apartar esa mirada intimidante que lo caracteriza sin dejar de concentrarse en mí. Trago saliva.
Al salir de la habitación, mi madre se levanta de la silla mientras niega con la cabeza.
-Ya hablaremos tú y yo, señorita.
Sale de la habitación y después de todo ese tiempo consigo respirar con normalidad, dejando escapar un suspiro. Pero al recordar que tengo al demonio en persona a mi lado vuelvo a tensarme, pero esta vez es porque necesito controlarme ya que estoy segura de que podría coger un cuchillo y clavárselo en la garganta repetidas veces. Qué bien me sentaría eso ahora mismo, pero en vez de decir nada prefiero irme de allí sin argumentar nada, ya me vengaré, lo tengo claro.
Llego a mi habitación, llamo a George que a los tres pitidos contesta y le digo que en una hora le veo para ir a dar una vuelta a lo que él acepta encantado. Me meto en la ducha y como sé que me va a llevar a un sitio elegante pero juvenil decido ponerme un vestido blanco de vuelo y la parte de arriba cruzada junto con unas sandalias planas a juego.
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Mi pelo liso lo dejo suelto, me echo base de maquillaje, la raya negra de los ojos junto con rimel,un poco de sombra marrón y por último me maquillo los labios de un color rosado mate que hace contraste con el color natural de mis labios.
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Recojo todo lo que he dejado por medio de la habitación, agarro mi bolso blanco y bajo a la planta de abajo ya que a penas quedan cinco minutos y mi novio es muy puntual. Salgo de casa y puedo ver a George apollado en su coche con una pose despreocupada, gafas de sol en la mano y una mirada que hace que mis piernas tiemble. Está realmente sexy con su camisa azul cielo y pantalones vaqueros negros. Cuando me sitúo a poco centímetros de él, me agarra suavemente de la cintura atrayéndome a su cuerpo para besarme. Sonrió al separarnos y coloco mis brazos en su cuello para volver a besarlo. Ya necesitaba sentir su cercanía.
- Estás guapísima- dice sobre mis labios y me separo de él.