La Venganza 2 ✔️

Capítulo 1 Un momento de inconsciencia

Antes de que continúen con la lectura quiero aclarar que este capitulo es pura imaginación, nada de lo que pasa aquí es real, no se realmente como proceda un psicólogo cuando pasan estos casos, hice una pequeña investigación y encontré algo que me ayudo a escribir este primer capitulo.

La luz blanca impide que pueda visualizar todo a mi alrededor era confuso, ¿Dónde estoy? No siento dolor ni angustia, una paz inmensa invade mi ser.

—Maryoreth.

La voz es como una suave melodía por la cual te dejas llevar solo de escucha, tranquiliza todos mis sentidos y provoca estar todo el tiempo escuchar mi nombre salir de sus labios con aquel aprecio que pronuncia palabras de cariño.

Giro sin dudarlo.

En mi campo de visión noto una figura acercándose la intensa luz no permite ver con claridad, poco a poco va forma hasta estar enfrente de mí, la figura de aquella persona que nunca pensé volver a ver.

—¿Papá? — susurré, lanzándome a sus brazos.

Lo abrazo como si mi vida dependiera ello, el nudo que tenía en la garganta era tan fuerte que no pude articular palabra. Era tan impresionante que es inevitable demostrar cuanto lo amo, lloro en su pecho, sus brazos me rodearon.

—Perdón, lo siento tanto papá, juro que quise ser fuerte, tú moriste para salvarme y no valore tu sacrificio, no pude soportarlo, por más que quise hacerlo no pude, no pude, papá, quiero que todo sea como antes que no trabajaras para Axel, que su esposa e hijos no hubieran muerto, quiero volver a hacer aquella niña la cual dormía a tu lado después de ver películas de terror, estoy asustada, te necesito a mi lado, para que me protejas, estoy sola, te necesito, ya no quiero esto, no más por favor.

Sus manos bajaban y subían por mi espalda a medida que pasaba el tiempo mi llanto fue disminuyendo. Sus caricias son el bálsamo para mis heridas.

—De ahora en adelante las cosas serán mejores para ti cariño, todo saldrá bien, no te pude proteger como debía, pero tu podrás salir adelante, ya no estarás sola, ya no más.

Sin más se aleja.

—¡Papá! — lo llamé cuando la luz empezó a hacerse intensa. — ¡Papá!

La luz lo cubrió por completo absorbiendo por unos instantes todo alrededor, mi vista se esfumó.

Poco a poco su vigor se perdió, la oscuridad abarcaba toda la estancia hasta que absorbió mi cuerpo.

Recobro el sentido, mis muñecas duelen, no sé cuánto tiempo llevo dormida, pero lo suficiente para mejorar, ya que no me siento tan mal, aunque mi cuerpo pesa y mis extremidades están adoloridas.

Observo con determinación mi alrededor, para poder ubicarme. Una mujer con apariencia mayor entra a la habitación vestida de blanco, el gorrito en su cabellera llena de canas me da e entender que es la enfermera.

—Hola señorita qué bueno que despertarse.

No le respondo. Se acerca a la camilla brindando una sonrisa agradable.

Intenta tocarme.

—No.

Mi voz suena lo suficiente fuerte para que ella detenga sus movimientos. Me abstengo de observar su rostro, imagino que no intentará acercarse.

—Buscaré a la doctora.

Su voz es tranquila, tratando de infundir paz.

Minutos después entra una mujer acompañado de la enfermera y otro joven que nunca antes había visto.