Si tal vez.

Hay muchas razones por las que queremos cambiar, ya sea por voluntad o por que las circunstancias así nos lo piden, algunas veces son por uno mismo y otras por alguna persona.

Pueden ser cosas desde la apariencia, hasta la personalidad, aunque no siempre se quieren cambiar cosas de uno mismo, sino que también alguna situación por la que estamos pasando. Bueno, a mi me pasan ambas, quisiera modificarme a mi, pero también por lo que estoy pasando.

Me pongo a pensar, ¿y si tal vez pudiera cambiar esto?, ¿y si tal vez pudiera cambiar el otro? Hay muchas cosas que me gustaría cambiar, algunas irrelevantes, otras imprescindibles y algunas más imposibles de alterar.

El color de mi cabello, de mi tez y el de mis ojos, ¿por qué debo ser peliroja, caucásica y de iris marrones?, ¿por qué ser así en vez de tener un cabello negro y lacio, tez morena y unos ojos azules profundos como el mar? Me gustaría más, después de todo, soy una navegante, el mar es mi compañero. Por otro lado, ¿que tiene tanto de especial el mar cuando hay tanta incertidumbre en nuestros antepasados y la historia que vivieron?

En fin, mi apariencia y mis conocimientos son cosas que me tienen sin cuidado, un poco de estudio, pasar más tiempo al sol, tinte para el cabello y unos lentes de contacto lo pueden arreglar todo. Lo que si me parece casi imposible es cambiar mi situación.

Hay cosas que se pueden olvidar, una fecha de cumpleaños, que hacías hace cinco minutos, el lugar donde se encuentra algo que estaba en tus manos y ahora no, etcétera, pero si hay algo que no se puede olvidar es un beso, sobretodo si la persona que lo dió es la que amas y no fue justamente a ti. Si tal vez pudiera olvidarlo o siquiera poder distraerme con algo más y dejar de pensar en eso, mi mente no sería un caos.

Dicen que la música es buena, te relaja y te hace sentir bien, cuando Brook tocaba un instrumento o simplemente tarareaba una canción yo me sentía bien, ¿y ahora? Bueno, sólo ronda él por mi mente y eso no me hace sentir precisamente bien. Si tal vez mis pensamientos estuvieran alejados de él en todo momento me sería más fácil intentar enterrar lo que siento.

Cinco minutos. Sólo eso necesito, cinco minutos volver a reirme con Franky de las tonterías de Luffy y Chopper, necesito esos momentos de burla, estoy segura que me harían sentir mucho mejor que encerrarme a llorar en mi habitación. No tiene que ser obligatoriamente una sesión de burlas, una simple plática sería buena para mi, tal y como las que tenía con Usopp ya sea sobre próximas islas o ideas nuevas para nuestras armas.

Más sin embargo, no puedo hacerlo, no me siento a gusto, por lo que recurro a decir vagas y mediocres excusas para que no lo note. Tal y como los golpes que le daba, detrás de cada uno se escondía un enorme deseo por estar con él, todos ellos eran parte de una simple excusa para poder rozar su piel. Si tal vez mi tiempo lo pasara con ellos como antes, las cosas podrían volver a ser lo que eran, aunque eso es prácticamente imposible, mi tiempo y mente sólo están dedicados para él y eso me frustra mucho, pues siento que aún así, involuntariamente, se burla de mi.

Quiero reír, bailar, gritar y hasta cantar, y no puedo hacerlo. Al menos no sinceramente, pues lo que me hace sentir este sentimiento por ti no me lo permite. Quisiera llorar, y no es que no lo haga, pero me gustaria hacerlo por que quiero, por algo que me llene de dicha. Si tal vez las cosas fueran diferentes no me sentiría tan mal y con ganas de llorar en todo momento y no precisamente de felicidad.

Lo peor es que no soy la única que sale afectada con el echo de amarte, sino que también sufre un tercero, Sanji. Tú me ignoras a mi y yo lo ignoro a él, esto no cambia y yo cada día me siento más mal a su lado, pues sé de buena mano lo que es ser ignorado y no poder hacer nada. Si tal vez esto pudiera ser al revés y tu fueras el ignorado, te sentirias como yo me siento, ¿a quién engaño? creo firmemente que eso no te interesaría, después de todo lo he intentado y al final siempre termino ingnorada al doble.

Si tal vez.

Si tal vez.

Si tal vez.

Siempre repito en mi cabeza esas tres palabras con la esperanza de poder cambiar algo y nunca logro nada. Imaginando siempre que es a mi a quien a amas y con quien sonríes. Sonreír, eso quisiera hacer, no dejarme caer al abismo por esto y mantener la frente en alto, pero no puedo y las mentiras no duran para siempre.

En esta noche calurosa, en la proa del barco, al ver las estrellas me pregunto ¿cómo pueden brillar tanto a pesar de estar en la profunda oscuridad? Es ahí donde tengo la respuesta, yo no soy una estrella y no tengo una gran luna brindandome su luz para poder seguir resplandeciendo en el oscuro manto del cielo.

Aún así, al sentir un peso extra en mi cabeza y al fijarme ver el sombrero de mi capitán pienso por breves segundos que tal vez no es tan cierto lo que pienso, estando atrapada entre sus brazos y al susurrarme lo que necesitaba oír, siento que si hay una luna para esta estrella.

- Nami, siempre estaré contigo, no te contengas más y desahogate.

No lo dudé, me bastó un recuerdo de su mirada y en un segundo ya estaba aferrada firmemente a su camisa roja. No lo soporté más, me derrumbé y cientos de sentimientos encontrados liberé.