36

1.4K 94 15
                                    


Tenías los días contados, las horas contadas, los años contados al igual que lo meses. No lo querías dejar, querías ver todos los días al amanecer su cálida sonrisa junto un pequeño chiste mañanero. Querías ver todos los días sus hermosos ojos y que decir de sus hoyuelos o sus rizos. Simplemente no lo querías dejar ir.

Exactamente a las 6:00 a.m entro Amelia, una enfermera de 25 años. Venía a ver que todo estuviera en orden, entro sigilosamente y al verte que estabas despierta sonrió, pero no le duro mucho, al ver que de tus ojos caían unas pequeñas lagrimas se acercó a ti.

-¿Qué sucede ___? –se sentó a tu lado.

-Nada Meli.-secaste tus lágrimas y te sentaste en la cama, miraste el gran ventanal que había en la habitación, se veía casi todo Londres.

-No mientas pequeña, dime que sucede...

-¿Prometes no decirle a Harry? – dejaste de mirar el ventanal, miraste a Meli y levantaste el meñique.

-Prometo no decirle a tú chico.-junto su meñique junto al tuyo y un pequeño intento de sonrisa apareció en tú rostro.

-Solamente me puse a pensar...en que extrañare demasiado a Harry.-miraste tus manos, las cuales tenían algunos cables conectado a tus venas-. No quiero un mundo sin Harry, pero debo asumir que mi mundo terminara en unos meses o hasta días. No quiero que quede solo, por otro lado me siento tan egoísta en pensar que no quiero que este con alguien más cuando yo...ya sabes...no este.-una mueca creció en tu rostro, te mordías el labio inferior para no llorar.

-Tienes que pensar positivo ____, tienes que pensar que en unos días te recuperaras y saldrás de aquí, tienes que...

-¡Estoy pensando eso desde que me entere que tenía Leucemia! Quiero salir de aquí desde el día que me internaron...yo...yo...necesito a ...H-Harry.-el aire empezó a hacerte falta, la máquina que estaba al lado tuyo empezó a emitir un ruido molesto. La enfermera apretó el botón rojo, el cual era de emergencia.

Veías todo borroso y el aire aún no llegaba a tus pulmones, sentías miedo de que este fuera tu fin y no pudiste ver a Harry.

Lo último que recuerdas haber visto, fue al doctor Phipps entrando de prisa a tu habitación, luego todo fue oscuridad.

#FLASH BACK#

-¡Harry! ¡Ayúdame a bajar el cereal! –dijiste casi gritando.

Escuchaste unos pasos acompañados de una carcajada burlona. Te cruzaste de brazos y recargaste tu peso en una sola pierna. Cuando viste al ruloso entrar en la cocina, levantaste una ceja.

-¿Tu enanes no te permite alcanzar el cereal? –dijo Harry, aguantando la risa.

-Cállate y ayúdame.-dijiste mirándolo mal.

-¿Cómo se dice? –se acercó a ti con la intención de abrazarte.

-Baja el cereal o te corto las bolas.-dijiste riendo inocentemente.

-Auch, mi novia es una chica ruda.-dijo Harry sonriendo.-Amo que seas ruda...sobre todo en la cama.

Los colores aparecieron en tu rostro, Harry rio por tu sonrojo y se acercó a bajar el cereal, lo dejo sobre la mesa de la cocina. Se giró en tu dirección y tú aun mantenías el color rojo en tus mejillas.

-Amo cuando te pones rojita.-con su mano derecha acaricio tu mejilla.

-Amo que ames algo de mí.-reíste un poco. Harry sonrío se acercó a ti, sus frentes quedaron juntas. Moviste tu nariz contra la de él, jugando un poco.

Imaginas de Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora