Capítulo 1

9 2 0
                                    

5, Julio, Sábado.
13 años antes del suceso.

Sus pequeñas manos apretaban cada vez más fuerte el peluche contra su pecho.

Estaba nerviosa, iba a conocer a sus nuevos vecinos y encima era su quinto cumpleaños.

Su padre , había tenido que abandonar el país durante los próximos seis meses por trabajo, por lo que ese año no se podía hacer una fiesta para celebrarlo. Tendría que conformarse con una cena con sus nuevos vecinos y un gran helado de chocolate después de cenar.

Así que allí estaba, con el peluche entre sus manos, delante de la puerta principal, pensando en si debía abrirla o no.

No sabía lo que se iba a encontrar después de la gran puerta; y si  los vecinos tenían una hija que le iba a robar a su osito Babu? O los vecinos eran alguna especie de trols que se la llevarían por la noche para comersela? Y si tenían un hijo que le rompería todas sus muñecas? O a lo mejor simplemente eran personas normales e inofensivas, pero... no podían ser tan normales... no?

Su madre observaba a la pequeña insegura desde una esquina de la habitación, aguantándose las carcajadas pensando en que pensaría la niña para tener tal cara de confusión.

- Cariño, vas a abrir la puerta?- preguntó.

Su madre al ver que la pequeña no estaba dispuesta a abrirla, se acerco para hacerlo ella.

La pequeña con su mano libre buscó la de su madre y al no encontrarla se agarró a una esquina de su camiseta.

Las manos de la madre agarraron el pomo mientras la niña asustada se esperaba lo peor detrás de esa puerta.

La puerta se abrió y al otro lado una mujer de largos cabellos rojizos y unos grandes ojos de color miel, agarraba a su marido de la mano y con la otra sujetaba a un niño un par de años mayor que ella. Su marido tenía el cabello blanco y revuelto, con una gran barba canosa y unos ojos turquesas,  con unas gafas que descansaban encima de su respingona nariz, su camisa de cuadros estaba arrugada y sus pantalones estaban llenos de pintura.

La niña se quedo mirando con sus grandes ojos grises fijamente a los padres, no parecían agresivos, ni tampoco tenían pinta de ogros, ni piel verdosa que oliera a brocolis, solamente eran personas normales, eran tan normales que tenía miedo de que su hijo fuera igual de normal y con cara de aburrido.

La niña bajo la vista hacía el niño y le observó atentamente, su cabello castaño con toques rojizos estaba desordenado y sus ojos turquesas resaltaban al igual que sus pecas. Llevaba una pequeña camisa, con dos botones desatados que dejaba al descubierto la camiseta negra de las tortugas ninja que había intentado ocultar, sus vaqueros estaban cubiertos de parches en las rodillas y sus zapatillas blancas tenían pequeños dibujos que se notaba que los había hecho él mismo.

La niña miró al niño dando se cuenta de que éste la miraba de arriba a abajo tal y como hacía ella.

Ella en cambió, llevaba su pelo rubio recogido con una diadema, que recogía los pelos de delante haciendo que los ojos grises de la niña resaltaran más. La niña no tenía pecas como él pero tenía bastantes lunares repartidos por la cara. Ella llevaba un vestido azul, con lunares blancos, que llevaba dibujos del osito Teddy por todo el vestido. Llevaba medias blancas con estrellas azules y unos zapatos de charol negros.

La madre del niño se agachó delante de ella y con una gran sonrisa dijo:

- Hola preciosa, mi nombre es Aghata.- cogió a su hijo por los hombros y lo puso delante de ella - Este es mi hijo Jonathan y ese grandullón de ahí es mi marido Marc.

Siempre ; pase lo q paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora