3. Eternamente

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Pasaron un par de meses después de que Víktor y Yuuri empezaran a salir, la principal afectada había sido Sara Crispino aunque en realidad la decepción se le había pasado unos cuantos días, ya que la chica que trabajaba en la tienda naturista había renunciado y en su lugar llegó un chico de ascendencia coreana llamado Seung.
-Vaya, quien diría que el amor de verdad existe- dijo con ilusión un chico de nombre Georgi, el cual veía a Víktor y a Yuuri a lo lejos despidiéndose, el amor de ambos se podía sentir.
-Pues es algo raro y asqueroso, por lo cual no quiero pasar- dijo el chico rubio de la barra.
-¡Plisetsky!, mesa 3- grito Mila, Yuri se encogió de hombros para atender, al llegar a la mesa el chico se sorprendió.
-¡Beka!, ah, lo siento bienvenido- dijo nerviosamente Yuri poniéndose totalmente rojo. Y los demás rieron en la cafetería, ante la escena.

Víktor se fue hasta el estacionamiento, había dejado a Yuuri en su trabajo, puso el disco con la etiqueta 1782, pt2, y se quedó un momento sin arrancar, con la frente apoyada sobre el volante.
-Paso tanto tiempo antes de volver a tenerte conmigo- susurro Víktor, mientras recordaba los sueños que antes había visto, los cuales descifró un poco antes, la noche de su primer salida con Yuuri. Finalmente arrancó el auto y condujo con rumbo desconocido.

La tarde avanzó lenta y sesgada, Yuuri había terminado su turno y estaba ansioso por estar en brazos de Víktor, lo cual ya no le parecía tan extraño después de saber lo que los había conducido al volverse a encontrar, el hilo rojo del destino, podía enredarse, cruzarse, estirarse pero nunca jamás romperse y ellos habían corrido con esa suerte, terminó su turno y salio de la tienda, al despedirse de todos vio a Víktor platicando con una de las chicas de la cafetería, era Sara, recordaba su nombre era la chica que le había pedido una cita, ese recuerdo lo hizo sentir incómodo. Víktor y Sara voltearon a ver a Yuuri y rieron, esta se fue derecho a la cafetería no sin antes mandarle un guiño con el ojo. Víktor se acercó a Yuuri y le tapó los ojos con una venda.
-¿A donde vamos?- preguntó Yuuri.
-Es una sorpresa- contesto Víktor abrazándolo.

Después, lo condujo hasta el estacionamiento, a Yuuri lo carcomía la curiosidad, lo subió al auto, durante el trayecto no cruzaron palabra. Hasta que el auto se detuvo.
-Eres un pervertido, Víktor Nikiforov- susurró Yuuri provocando que Víktor se riera, amaba esa risa, era tan dulce y seductora.

Caminaron unos cuantos pasos y Yuuri sintió una brisa fresca. Víktor entonces le quito la venda y frente a él quedo la ciudad iluminada, llena de luces blancas y doradas, aquel lugar era el mirador de la ciudad, Yuuri estaba extasiado con la vista, luego Víktor lo hizo voltear y vio una pequeña mesa dispuesta con vino bourbon como el de su primer salida, aquella vez que se habían conocido.
-Tomemos asiento- le indico Víktor, Yuuri se sentó, el momento era completamente único y mágico, era un momento para ellos dos.

Un momento de silencio quedo suspendido en ambos de frente y sonriendo, no era incómodo era como si con esas miradas y sonrisas se dijeran absolutamente todo, ambos sabían que su sacrificio no había sido en vano y persistía su amor a pesar del paso del tiempo.
-Señores, ¿están listos para ordenar?- preguntó una voz conocida por Yuuri, era Sara y su hermano Michele, quien era dueño del restaurante al que habían ido la primer vez, quien abría la botella de vino y llenaba la copa. -Una pasta pescadora- dijo Víktor sonriendo. Sara asintió y los dejo solos.

La velada estaba llegando a su fin, Yuuri pronto se había dado cuenta que Víktor le era indispensable, era como si le faltará el aire si no lo tenia cerca, ese mismo sentimiento era compartido por el ruso, nunca más se volvería a separar de Yuuri. Todo el tiempo anterior y el que estaban viviendo su amor había sobrevivido al tiempo, incluso al volver a encontrarse otra vez en una nueva era.

-Yuuri, ¿Quieres otra copa?- preguntó Víktor y el chico asintió mientras distraídamente volteaba a ver la ciudad.
-¿Crees que nos volvamos a encontrar en otra vida?- preguntó Yuuri, Víktor lo miro sorprendido y le acerco la copa.
-Bebe- le dijo Víktor con una sonrisa, Yuuri se quedo pensativo y tomo el líquido, antes de poderse terminar la copa sintió algo en sus labios y vio como un anillo dorado estaba en el asiento de la copa, Yuuri vio sorprendido a Víktor quien rápidamente tomo la copa y sacó aquel anillo, tomo la mano derecha de Yuuri y lo deslizó, era la medida exacta. Y vio la leyenda que estaba grabada en el anillo, eternamente.
-Nosotros estamos destinados a encontrarnos una y otra vez, porque nuestro amor es infinito- dijo Víktor mientras veía a Yuuri directamente a los ojos, el chico sonrió y asintió.
-Por siempre en esta vida y las futuras nos seguiremos amando como la primer vez- suspiro Yuuri emocionado. El amor que sentía por Víktor era demasiado embriagador más que el vino que habían bebido.
-Somos almas gemelas, y en cada época...
-y en cada lugar...
-Nos volveremos a encontrar- dijeron al unísono.

Fin

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