Perversa manipulación

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El escritorio estaba regado de expedientes, todos ellos con una foto tipo carnet del propietario anexada en la parte superior derecha de la primera hoja. El moreno escudriñaba cada una con la mirada en busca de la que mejor se ajustara a sus requisitos, mientras se bebía una taza de café.

En cuanto al rostro, sería mejor que fuera lindo. Debía pertenecer a un grado medio, también tenía que ser distante del grupo. Alguien pesimista... con pocos amigos o mejor aún, que no tuviera ninguno. Que su ausencia en clases no fuera percibida. Que tuviera problemas familiares, y si sufrió un trauma en el pasado, mejor.

Alguien cuya vida fuera lamentable. Un niño desdichado deseoso de afecto.

Sorbió una vez más de su taza, cuando su oscura mirada se clavó en los grandes ojos de un niño pálido de rostro estoico y flequillo tan largo que casi no le dejaba ver. Echó una rápida mirada a su expediente, sonriendo de lado cuando acabó de leerlo.

Él era perfecto. Lo había encontrado.

***

Kyungsoo llevaba en una mano su mochila, y ya tenía la otra en el picaporte de la puerta cuando oyó la voz de su progenitora a sus espaldas.

–Espera, ¿por qué no me dices nada?

El estudiante se giró a observarla –¿Eh?

–¿Dónde está mi adiós? –reclamó la mujer con una sonrisa torcida.

–Perdón mamá, pensé que estabas durmiendo...

–¡Por lo menos dime adiós! –alzó el tono, irritada.

–Adiós...

–De verdad, eres igual que tu padre. ¿Por qué nunca me escuchas cuando hablo? Al igual que él, saliendo de la casa sin siquiera decir una palabra. Yéndose y dejándome con un niño sin pasarme nada de dinero...

El pelinegro se giró nuevamente hacia la puerta, sus nudillos blancos de tanto presionarse contra el pomo de la puerta –Lo siento mamá, ya me voy...

–¡Y siempre me interrumpes cuando estoy hablando! ¿Qué hice para merecer esto?

–¡Adiós! –gritó Kyungsoo, saliendo del departamento y cerrando de un portazo antes de correr por el pasillo del bloque de departamento, tratando en vano de huir de su realidad.

***

–Bien, eso es todo por hoy –Jongin empezó a juntar los papeles que había sacado de su maletín al momento de dar su clase –Quien esté a cargo del pizarrón, por favor límpielo.

Cuando el profesor terminó de pronunciar estas palabras, el barullo empezó a hacerse más intenso en cuestión de segundos. Los alumnos charlaban animados entre ellos:

Al fin el almuerzo...

Tengo tanta hambre...

La literatura siempre me da sueño... estoy cansada...

Además el profesor Kim siempre habla de forma tan aburrida...

Su voz suena muy despacio...

Sí, eso. Me desanima...

Es su don el hacer dormir a todos en su clase...

Solo un chico no hablaba con nadie. El estudiante en cuestión, solo se limitó a tomar su lonchera y salir del salón sin siquiera ser registrado por cualquiera de sus compañeros. Hubo incluso quienes lo chocaron al pasar por su lado, pero el bajito parecía no existir para nadie.

The distortion begins [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora