Prólogo: La apuesta.

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―Dicen que si caminas en el cementerio solo en la medianoche, una persona muerta te poseerá matando a todos tus seres queridos ―habló Taemin con el aliento saturado de alcohol.

―¿Ah si? ―Jimin ya llevaba su tercera botella de cerveza negra. No era la primera vez que tomaba, ni tampoco la primera que se encontraba en una fiesta llena de adolescentes drogados y a punto de estallar. Aunque, de alguna manera, encontraba esa noche diferente.

El pelinegro asintió mirando al vacío de la calle.

―Lo encontré en internet ―agregó―. Aunque creo que todo lo que encuentras ahí es mierda, esto puede ser real.

Sonrió al escucharlo. Su mejor amigo ―aún borracho y tal vez drogado―, siempre daba buenas teorías respecto a todas las cosas que le daba interés. En cambio, él sólo escuchaba sin decir nada.

―Necesito otra ―su amigo se levantó de la acera en la que estaban sentados y tiró la lata, en donde recientemente se hallaba una pareja besuqueándose―. ¿Quieres que te traiga una cerveza?

Jimin negó. Si tomaba la botella que sostenía en su mano, más otra; sabía que en la mañana siguiente sentiría que su cuerpo estaba en medio de un terremoto.

Su mejor amigo suspiró y se adentró nuevamente a la casa de Chanyeol. Era uno de los chicos más populares de la academia. Gracias a sus grandes fiestas, era muy conocido en el pueblo donde vivían.

Jimin estaba sentado enfrente de la casa mirando el cementerio. Aún no creía la teoría de su mejor amigo, pero pensaba que estaría bueno experimentar tal cosa de que te posean. Claro que como cualquier otro fantasma luego te mataría, pero que tal... ¿Sí ese fantasma te ayuda? Un ejemplo es que un fantasma inteligente se adentrara en tu cuerpo y haga todas tus tareas, o que un fantasma deportista te haga bajar peso. Bueno, no es como si él necesitara esas cosas. Era inteligente, pero a la vez no. Era flaco, pero no desnutrido. Era físicamente como una persona normal. Lo único que lo diferenciaba, era su cabello peinado de una forma que su flequillo tapa el ojo derecho; sus oscuras ropas. A su pesar, era pequeño, por lo que no tenía de que presumir respecto a su altura.

Oh, que la cerveza ya estaba haciendo efecto.

―¿Qué piensas? ―Taemin volvió con dos latas de cerveza extraña que solo él y unas pocas personas más tomaban, era ridículamente amarga. Algo que no entendía.

Se sentó al lado de este y comenzó a beber la bebida.

―Pienso de que... ¿qué tal si un fantasma o espíritu te poseería? ¿Solo te ayudaría? ―muy tarde, ya le estaba comentado sus tontas ideas. Se encogió de hombros―. Sé que es muy idiota pensar en eso, pero tal vez...

―Sí, es idiota. Un fantasma no dudaría en matarte y tomar tu cuerpo ―su amigo lo interrumpió.

―Supongo... ―no insistió. Si quería debatir con su mejor amigo sobre algo que él niega, debería tener varias y lógicas razones para que le dé la razón.

Taemin terminó la lata y la lanzó hacia el cementerio.

―Te hago una apuesta ―eructó―. Si pasas toda la noche en el cementerio sin que un fantasma te posea, te haré la tarea por dos semanas.

Jimin sonrió. Aunque no lo crean, que este tipo le haga la tarea es algo halagador. Taemin era uno de los más inteligentes de la clase. Algo como un nerd, pero con el estilo de lo que las personas llaman emo. Jimin también tenía un estilo así, pero sin lo inteligente.

―¿Y cómo sabré si vas a cumplir? ―preguntó. El pelinegro se encogió de hombros.

―Si no cumplo, puedes romper mi colección de Batman.

Sed de amor [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora