1#: Trato o no, te sonrojarás igual.

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J I M I N

Corre. Muévete. Escapa. Grita por ayuda. Mi cabeza explotaba contra esas palabras. Quería que mis piernas tomaran la fuerza posible y poder correr, pero ellas no se movían.

¿Qué había ocurrido?

Digamos que no fue mi primer beso, pero, algo era diferente en él. Sus labios parecían finos, pero cuando me besó eran carnosos, dulces y a la vez... suaves.

Mis brazos temblaban y ya no sabía que hacer. Por un lado mi cerebro, cada neurona de él me decían que corra, que escape y que salga de ese maldito lugar donde alguien se aprovechó de mis labios, o mejor dicho, dejé que lo hagan. Y por el otro, quería quedarme.

¿Pero en qué estaba pensando? De seguro era el alcohol... ¡exacto! Estoy borracho, se supone que tenga alucinaciones y esas cosas, ¿verdad? Pero... ¿por qué sentí y todavía siento aquel beso?

Mis piernas ceden y caigo de rodillas al suelo. De repente, siento un dolor punzante en la rodilla, y sé lo estúpido que he sido. Apoyé mi estúpido peso en una roca afilada, o peor, un trozo de madera o algo por el estilo.

―¿Estás ahí? ―alguien me golpea la cabeza y levanto la mirada, observándolo. Y en serio, desde aquí tenía una linda vista. La luna ayudaba con el color de su piel y el viento cálido de aquí, movía sus cabellos castaños. Me hacía recordar a un modelo.

―S-sí ―respondí con inseguridad luego de unos segundos. Él sonrió amargamente, como si fuera un insecto en su bota. Me tendió la mano y la cogí lo más rápido que pude.

Y como en toda la noche, algo me asombró de vuelta: su mano. Aquella estaba igual de helada que cuando toqué sus mejillas.

De un segundo a otro, la solté. Cayéndome de espaldas al suelo.

Algo pasaba aquí. Ningún humano vivo podría tener la temperatura de un refrigerador, y aún así, seguir vivo.

También... seguir vivo sin respirar. Pero él parecía vivo... ¡hasta me besó! No creo que los zombies besen... con lengua... ¡¿verdad?!

Me sonrojé de golpe al recordar sus manos tomando mi mentón y...

―¿Estás bien...? ―levantó sus cejas en forma de pregunta.

―Jimin —dije rápidamente—. Me llamo Park Jimin.

Parecía entusiasmado, no... parecía exaltado.

Él asintió levemente y se inclinó hasta mi lugar. Desvíe la mirada. ¡Actuaba como si nada hubiera pasado! ¿Qué ocurre con esta estúpida persona venida de la Antártida? Aparte de todo esto, ¿qué hay de sus modales? ¡Es muy formal hasta en su maldita ropa! ¿Quién podría llevar un esmoquin con un trapo dentro del cuello en este siglo?

¡Por dios, hermano, estamos en el siglo XXI!

―Jeon Jungkook, hijo de Jeon Morden y Jeon Euhni. Mucho gusto —se incorporó y se inclinó nuevamente como si hiciera una referencia. ¿A ver... dónde están las cámaras señores? ¡¿Necesito ir al baño saben?!

Asentí lentamente.

Intenté incorporarme de nuevo, pero algo arruinó mis planes. Mi rodilla lastimada dolía a horrores en cada palpitación. ¿Me abrí la pierna? ¿Me tendrán que operar?¿Seré Frankestein? No, voy a seguir y seguir siendo un lindo fracasado "emo".

Me preparé mentalmente en unos segundos y dirigí mi mirada hasta donde me dolía. Recé, interiormente, que no fuera tan grave. Si era demasiado grave, no podría correr ni huir de esta cosa.

Sed de amor [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora