II

16 2 1
                                    

Corrí, corrí  lo mas rápido que mis piernas me daban necesitaba mas de esa sensación de libertad, el viento moviendo mi cabello y aquel olor fresco invadiendo mis fosas nasales asta que cai y mi mente se nublo, no podía decir que mi vista se apago por que esta ya no servía.
Me sentía volar. El frío que sentía ya no estaba mas solo podía sentir como un calor protector me invadida en lo mas profundo de mi ser, de repente sentí que aquella seguridad se apagaba de poco en poco para dejarme caer en una cómoda superficie. Comencé a tocar la superficie donde estaba se sentía como sabanas delgadas y la textura de algodón.
-¿Donde estoy? -logre cuestionar a quien sea que estaba a mi lado, tenia una aura pesada pero protectora a la ves.
-estas en el inframundo - contesto un hombre, pero lo que dijo no me hizo nada feliz, de echo callo sobre mi como un balde de agua helada. La cuestión era como demonios había llegado al inframundo, en ese instante recordé la caída o por Dios
-¡¡ESTOY MUERTO!!-Grite alterado y con la respiración acelerada la cual se esfumo al escuchar una risa de aquel hombre.
-Tranquilo no estas muerto, yo te traje aquí al encontrarte tirado inconsciente en aquel bosque. - pero si no estoy muerto que estoy haciendo aquí? Y como si me leyera la mente el hablo. -Seguro te preguntaras que haces aquí. -yo me limite a mover la cabeza en forma asertiva y después continuo- yo tengo algo que es muy valioso para ti. -se detuvo unos momentos y prosiguió -tu mirada. -dijo sin vacilar y en un tono seco haciendo que yo me quedara mudo de la impresión -que estarías dispuesto a dar a cambio de eso?-cuestiono antes de cerrar la puerta dejándome a mi en shock.

Me encontraba en mi despacho sentado en aquella silla que me hacia ver como alguien sumamente poderoso, observaba con atención aquella mirada capturada en un lindo frasco, veía como poco a poco aquella felicidad que imanaba desaparecía, fue ahí donde comprendí, la mirada no era la de la felicidad el que la imana es Naoki con o sin mirada.
-señor- se escucho una voz baja haciéndome salir de mis pensamientos, voltee rápidamente hacia la dirección de donde salía aquella voz, era mi mayordomo. -sabe que enamorarse de un humano esta estrictamente prohibido.- hablo lento y con la vos muy baja. Yo solo lo mire con una mirada de autoridad -señor usted es nuestro rey, la decisión que tome también nos afectará a nosotros solo medítelo un rato- fue hay donde mi paciencia se colmo, me levante con fuerza- Tu no eres nadie para cuestionar mis decisiones si yo me enamoro de el a ti no te incumbe. Largo antes de que te mate. -grite alterado, pero en el fondo sabia que el tenia razón, me estaba enamorando de aquel chico, y al fin empezaba a comprender un poco de esa cosa a la que llaman corazón.

No te puedo ver, pero te puedo escuchar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora