Octubre 18

19 2 0
                                    

Me sentía como una vil ladrona a punto de cometer su hazaña.

Mi vista no tenia un punto fijo, mi mente no paraba de procesar lo mismo y él sudor en mis manos se hacia evidente.

Había evitado en mucho tiempo esta ruta, hasta ahora.

Pero no todo lo que uno desea lo consigue.

Mis esperanzas se fueron al caño.

"Hola"

Su voz se deslizo por mi columna como una corriente de aire fresca. Tan grueza y varonil.

Intimidante.

"Fuiste una niña muy mala"

Susurro en mi oído y mi corazón comenzó a latir a mil por hora.

No entendía a que se refería.

Como era posible que tan solo un extraño me hablara así, como si nos conocieramos de hace años.

El me llenaba de nervios.

El me hacia sentir pequeña e indefensa.

"¿Me extrañaste?"

Mi respiración comenzó a fallar en cuanto sentí su mano fria recorrer por debajo de mi falada desde mis muslos hasta mi trasero y un jadeo salio de mi sin previo avisó.

"¿Que haces?"

Cuestione.

Una risita burlona salió de su boca, alejando su mano de mi.

Me sentí aliviada.

"Comprobando lo que dicen de las latinas"

Hablo descaradamente.

Mi boca bien podría caerse de no ser por que esta unida a mi cara, eso era él colmo.

La ira me invadió, pero no lo suficiente para revajarme a su nivel.

Me contuve, respire fondo y entonces una idea se me cruzó por la mente.

Retrocedí un paso y pegue mi trasero a su zona sensible.

Comense con movimientos lentos, cortos, pausados.

Rogaba por que las personas a nuestro alrededor no notaran lo sucedido, por que de no ser así, estaría muerta.

Pude escuchar un gruñido de su parte y su fria mano sobre mi cadera.

Sonreí, lo estaba logrando.

Un poco mas y pude sentir un duro y muy llamativo bulto entre sus piernas, alguien había despertado.

No espere mas, me aleje de el y salí junto a la multitud de la gente dejándolo ahí parado.

Estaba satisfecha.

"¡Espera!"

Unos pasos detrás mio y una mano sobre mi brazo detuvieron mi paso.

¿Y ahora que?

Lo mire, pero me fue imposible ver mas haya de sus ojos, oscuros como ma misma noche.

Sin protesta, ni nada, me arrastro hacia los baños, de hombre o mujer, no lo sabía.

Cerro la puerta con seguro, dejo escapar un suspiro y en cuanto intercambiamos miradas, presionó su cuerpo con él mio.

"¿Que pretendes?"

Cuestione con los nervios de punta.

"Escucha, voy a besarte y no quiero que me detengas, ¿Bien?"

¿Escuche bien Jesús?

Se quito él cubrebicas que traia y antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, estampó sus labios contra los mios.

No fue gentil, ni delicado, era un beso agresivo, hambriento y eso de alguna forma me gustaba.

Deje que su miembro vocal se adentrara en mi, mientras sus manos recorrían mi cuerpo sin decencia alguna.

¿Que estaba pasando?

No lo sabia.

Sus labios abandonaron los mios por un momento, intentando recuperar él aliento, lo mire, sus ojos estaba cerrados y sus labios, oh virgen santa, estos se encontraban rojos, apetecibles.

El se veía apetecible.

No lo dude, entonces fui yo quien junto sus labios con los míos, en busca de mas, enrede mis manos en sus cabellos castaños, desapareciendo toda aquella distancia entre nosotros.

Sus manos acariciaron mis muslos y de un solo movimiento me encontraba con las piernas al rededor de su cintura y mi espalda sobre la fría pared de aquel baño.

Su boca abandono la mía y comenzó a repartir besos humenos por mi oído, cuello y pecho.

Madre mía.

Estaba pecando, pero.......que les jodan.

Se sentía tan bien.

Intente moverme pero me era difícil en esa posición, jadee al sentir él mismo bulto sobre mi zona íntima y eso a él pareció agradable.

"¿Quieres hacerlo?¿Aqui?"

¿Queria?

¿Por que no? Es bueno experimentar cosas nuevas, no te detengas.

Y como si la virgen me hablara, acepte.

Escuche bajar su bragueta y él sonido de una bolsita romperse, y entonces me aferre mas el.

No era mi primera ves, pero hacia bastante tiempo de ello, que me ponía de los nervios nuevamente.

Mas bien, me preguntaba si esto me hacia una puta por estar con alguien que ni conozco.

Pero......cárajo, no sabia como pensar en ese punto de mi vida.

En su rostro había una sonrisa ladina y en sus ojos un Brillo en peculiar, lujuria.

Lo quería dentro de mi.

Sentí sus dedos apartar mi ropa interior de mi, sin quitar mi falda y uno de ellos masajear mi clítoris.

Gemí ante tal situación, joder.

Mordí mis labios para impedir que mis llamativos gemidos salieran pero me era imposible.

"Estas tan mojada"

Aparto su dedo y a cambio de ello, su pene quedo serca de mi entrada, rosando.

Fue entonces cuando comencé a moverme, lento. Estaba desesperada pero no quería hacérselo notar, el debía de estarlo, no yo.

"Vas a volverme loco"

Y sin previo aviso, se hundió en mi.

Me costo trabajo, pero me adapte a su tamaño, agradecía que guardara un poco antes de moverse.

Sus movimientos eran lentos, profundos, me emcantaban, pero quería mas de el.

"M-mas....rápido"

Sus manos abandonaron mis muslos hasta mis caderas donde comenzó con el vaivén de caderas.

Estaba en el cielo y no en un baño publico como pensaba.

Mi visión no era la mejor, pero podía verlo, mechones de su cabello castaño caía por su frente sudada, sus ojos estaban cerrados y sus labios entre abiertos, demonios, el era guapo, mucho.

De su boca no salia mas que jadeos y eso me gustaba, lo estaba disfrutando, tanto como yo.

Sentí mis piernas caer y mi cuerpo temblar, una embestida y el orgasmo se apodero de mi.

Una, dos, tres, cuatro embestidas mas y el también había llegando al orgasmo.

Diosito perdoname.

»D a r e«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora