Capítulo 2

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“Hola, Luffy”

A pesar de que cada centímetro de mi cuerpo pulsa temblorosamente, le sostengo la mirada. Sus ojos se mantienen brillando y se levanta del banco. Da un paso, vacilando, y cuando comprueba que no voy a huir, grita.

“¡Nami!” Corta nuestra distancia en dos zancadas y se tira sobre mi, pasando sus brazos alrededor de mi cintura. Estrujandome.

“¡L-luffy! ¡No r-respiro!” Comencé a golpear su espalda, reclamando oxígeno.

“Oh, haz vuelto, bruja” Escuchó la voz de Zoro, y con mucho esfuerzo logró retroceder tres centímetros para mirarlo. Estaba apoyado en el marco de la puerta del baño, cruzado de brazos y luciendo su típica camisa blanca y pantalón negro. Iba gritarle, ofendida por el apodo, pero el insulto murió al ver sus ojeras; Eran pronunciadas y oscuras, resaltando a la vista noches interminables y desveladas agotadoras.

Y mi mente invoco las palabras de Robin. «No tienes la menor idea de como lo ha estado pasando el capitán sin ti»

La culpa me azotó fuertemente e hizo un enjambre de espinas en mi estomago.

Me fui, lo abandone. Por una estúpida pelea que involucraba sus celos, mis inseguridades y la dichosa marca entre Alfa y Omega. Porque nosotros no estamos enlazados y, aunque somos destinados, luego de casi un año de relación nunca lo deje acercarse mucho a mi cuello. Tenía mucho miedo. Y no por lo que Luffy pudiera hacerme, sino porque desde niña todos a mi alrededor me contaban sin pudor mi futuro; Marcada, con o sin mi consentimiento, casada, por o no conveniencia, con camadas de cachorros, porque seguro mi futuro marido no querrá que nos cuidemos. Todo eso, por el simple hecho de ser una omega. Un juguete sexual. Una incubadora.

Ese miedo era. Ese era el terror que acechaba mi vida; que me usaran, me dejaran y sufriera.

Mientras lucho contra mis remordimientos, Luffy mueve su cabeza tapando mi visión de Zoro, sonriendo a medias.

“Namiii, no lo mires” Acercó su rostro hasta el mío, y una de sus manos comenzó a acariciar mi espalda. Mis piernas se sienten como gelatina, me obligo a mantenerme de pie.

Su olor. Madre santa, me derrito.

“Así está mejor, shishishishi” Se ríe, mirándome con ojos dulces y una sonrisa suave. La mano de la espalda sube hasta mi garganta, aparta un poco el pelo, hunde su cabeza en mi cuello y toma una larga y profunda inhalación.

Mierda.

Cuando termina con su misión y pone sus ojos nuevamente en mi, ya no hay mirada dulce o sonrisa suave. Solo veo necesidad, lujuria en un segundo plano, pero sobre todo necesidad. Y yo estoy más que dispuesta de cumplir con esta.

“Oi, no quiero pornografía en vivo” No sé en qué momento Zoro se acercó, pero cuando me di cuenta ya le había atinado un zape a Luffy en la nuca.

Divertida, con la seguridad y confort de los brazos del pelinegro, me anime a corresponderle al insulto jocosa. “Disfruta, porque es la única que tendrás”

“Bruja…” Masculló enojado.

Y me río cuando oigo la dulce risita de Robin. Luffy me estrecha más aún y suelta su característica carcajada.

Era bueno volver.

                                                               ×

Una vez afuera, sentir el aire frío hacía todo más real de alguna manera. Tangible. Porque hace no más de unas horas debatía sobre qué ponerme y hace más de un par de semanas estaba realmente dolida y enojada. Por eso, los comentarios frívolos de Zoro, los astutos de Robin y el brazo tibio de Luffy sobre mis hombros se sienten irreales.

“¿Tienes frío, Nami?” Levantó un poco la vista y niego con la cabeza. Luffy me mira expectante, conociéndome como solo él solo lo hace e invitándome a hablar.

“Necesitamos hablar” Instantáneamente, al pronunciar esas palabras, Robin y Zoro tomaron distancia. Dándonos privacidad. “Y lo sabes”

Respiro profundo por la nariz. “Lo se”

Un silencio ambiguo e inusual entre nosotros hace acto de presencia. Miro al suelo nerviosa, indecisa. El corazón en un puño, el estómago hecho agua y unas ganas enormes de decirle que es mentira, que estamos bien. Pero eso también seria una mentira.

Cuando hay pasado unos segundos, con una semilla de miedo amenazando con sembrarse en mi ser, vuelvo a poner mis ojos en Luffy. Me doy cuenta de que estaba mirándome, con porte pensativo.

Mierda, me estoy volviendo loca.

“Luffy, ¿Que…”

“Robin me dijo que debemos hablar sobre lo que pasó, sobre mis celos y todas esas gilipolleces. Pero no le veo sentido, es pasado.” Ahora me mira intensamente, rodeándome con su otro brazo, sosteniendo en su pecho. “Pero si quieres lo haremos. Cuando lleguemos a casa, podrás decirme que soy un idiota y que no tengo cerebro. Hazlo, yo te diré que eres una codiciosa mujer insoportable”

“Eso no es hablar, es discutir” Murmullo contra su caja torácica, respirando su esencia.

“Es lo mismo”

Las luces en la calle y los gritos de Zoro insultando por la demora, nos indica que Sanji ha llegado. Luffy me aparta un poco, y puedo ver en su ojos que muchas cosas han pasado desde la última vez. Y me siento mal por eso, terriblemente mal. Lo lastime.

Pero no soy perfecta. Nunca lo he sido. E intentó, con todo lo que tengo, aprender a amar del mismo modo en el que me ama Luffy. Con vehemencia, con calidez e ímpetu. Solo con la condición de ser recíproco.

Y hasta ahora, me he dado de que no he intentado lo suficiente. De que no he correspondido a la altura.

Pero eso se acaba ahora.  

“Vamos a hablar” Sentenció, cuando el auto aparca cerca de nosotros. Me separo de él y me alejo unos pasos, sus ojos me siguen intensamente como si pensara que huiría en cuanto apartara la mirada.

Nunca me a gustado ser una omega. Jamás. Pero ahora solo quiero llegar a ser una omega que el alfa como el se merece.

“Y luego vas a hacerme el amor. A este cuello le falta una marca” Sonrió y saco la lengua. Ignorando el bocinazo del coche y el enorme cosquilleo en mi estomago. Solo viendo a Luffy, sus ojos negros brillar de manera enceguecedora y como una enorme sonrisa parecía partirle en rostro en dos.

Mis piernas flaquean y aunque intentó parecer divertida, no lo estoy. Por una pequeña parte estoy aterrada y por la otra, que ahora mismo abarca medio ser mío, estoy loca y profundamente enamorada. 

•••

      Han pasado 86 años…

Lo sé, lo sé. Dije que actualizará el sábado, de hace como tres semanas, pero ñe. No hay excusa, solo vagancia jajajaj.

Me estoy tomando tiempo, mis tiempos, para hacer esta historia. Quiero entregar cosas bien hechas, que el acabado final me guste. Por eso mi vida se basa en, escribir, no me gusta, borrar todo y empezar de nuevo.

Jajajaja lamentó la demora, aquí está el capítulo.

En el próximo habrá hmmmm Lemon)? Igual no esperen mucho, soy horrible en escenas de este tipo. Aggr

Y si quieren que les dedique un cap solo díganme. ¡Besos! ¡Nos vemos por ahí!

Lou-chan~                                                  

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