Capitulo 25 - ¿ Y por qué no hacerlo?

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CAPITULO 25 



— ¿Por qué preguntas eso? — su rostro que ya comenzaba a verse más pacífico se tornó en uno completamente duro. –Bien hecho Alice- me recrimine a mí misma.

—Y... Yo— tartamudee nerviosa al sentir su fija mirada —Es que Lizzy me dijo algo así— ya no sabía ni que decirle. Regreso su mirada al frente enfocándose en el camino.

—Lo siento si te incomode con esa pregunta— me disculpe, ya que yo mejor que nadie sabía lo que era hablar de ese tema.

En silencio llegamos hasta el salón de fiesta donde horas antes habíamos dejado a la pequeña. Se estaciono y estaba por bajar pero lo tome del brazo evitando que bajara. 

— ¿Puedo ir yo por ella?— le dije en tono de súplica, rodo los ojos y cerró la puerta acomodándose nuevamente en el asiento — ¡Gracias!— le dije con una enorme sonrisa. Baje rápidamente y camine hasta la puerta del salón infantil.

El salón de eventos estaba decorado con globos rosas y blancos, además de pequeños adornos de princesas, muy lindo. Había muchos niños y niñas corriendo de un lado a otro, no lograba encontrar a Lizzy. 

—Hola— una señora rubia, ojos verdes me saludo con una gran sonrisa 

—Hola— le respondí el saludo —Vengo por Lizzy Clifford, pero no logro verla— le informe mientras agudizaba mi mirada tratando de encontrarla.

—Ah claro— pero que empalagosa sonrisa que tenía esa mujer —Espera que voy a buscarla— se dio la media vuelta para después dirigirse hacia donde estaban todos los niños.

— ¿Dónde está?— escuche la voz de Michael detrás de mí, así que de inmediato gire y levante mi mirada.

—Fueron a buscarla— sonreí y me acerque a él.

— ¿Por qué querías venir tú por ella?— pregunto mientras su mirada divagaba por el rosado lugar. 

—No lo sé— me acerque aún más y lo rodé con mis brazos

— ¿Qué haces?— pregunto dando un paso hacia atrás

—Se llaman abrazos Michael— dije obvia —No sé si los conoces— puso los ojos en blanco

—Si sé que son, pero por qué lo haces— volvió a retroceder tratando de librarse de mi abrazo, pero no lo lograba.

— ¿Y por qué no hacerlo?— mi barbilla estaba recargada en su pecho para poder verlo

— ¿Michael?— una voz femenina se escuchó a mis espaldas — ¿Cómo has estado cariño?— ante su cara de nerviosismo, note que era hora de soltarlo

—Muy bien y usted— contesto con cortesía pero sin perder su forma ruda de ser.

—También muy bien— la voz de esta mujer tenía alegría, ternura entre otros sentimientos mesclados. Se acercó a Michael y lo abrazo. Después se acercó a mí y saludo con el típico beso en la mejilla —Marie Hudson— se presentó 

— Alice Smith — hice lo mismo. 

—Que linda que es tu novia Michael— dijo la ahora agradable mujer poniendo su mano en mi hombro. 

—Gracias— dije con una enorme sonrisa, Tratando de no reír por el tono rojo carmesí que se había apoderado de las mejillas de Michael.

—No— tartamudeo —Ella no es...— no pudo terminar la frase cuando el pequeño grito de Lizzy lo interrumpió.

— ¡ ALICEEEE !— grito más que feliz, mientras corría hacia mí.

— ¡Hola!— conteste con el mismo tono que ella — ¿Cómo te la pasaste?— le pregunte sonriente mientras la cargaba 

— ¡Genial!

— ¿Es Lizzy?— pregunto Marie y Michael asintió con la cabeza

— ¡Pero qué grande estas!— dijo acercándose a nosotras —Seguro no me recuerdas— acaricio su mejilla —Pero yo te conozco desde que eras una bebe pequeñita— Lizzy solo le sonrió —Yo era...

—...Amiga de mi mami— la interrumpió la pequeña como si nada, solo note la seria mirada de Michael — Vamos Alice ¿me acompañas por mi trozo de pastel?— como negarle algo a esa dulzura. La baje y de inmediato tomo mi mano para correr hacia donde estaba el pastel.

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—Dame pastel Lizzy— le decía Chris a su hermana quien gustosa comía la gigante rebanada de pastel que le habían dado.

—Lizzy, es demasiado para ti— hablo Michael —Compártele a Chris— le ordeno y la pequeña enseguida obedeció.

La luz roja hizo que Michael se detuviera, me recargue en el asiento y volteé hacia la izquierda para poder verlo, lo miraba fijamente esperando a que volteara. Finalmente lo hizo y le sonreí, nuevamente reprimía sus ganas de reír. Pero que hombre tan antipático eres Clifford. Seguí mirándolo fijamente y volvió a voltear, esta vez le guiñe un ojo y le mande un beso sin que los pequeños se dieran cuenta. Y Ahora si dejo escapar una pequeña sonrisa, Negó con la cabeza y volteo su mirada al frente.

Puse mi mirada al frente al ver una luz blanca que no era precisamente del semáforo, el cual seguía en rojo, esta luz blanca comenzó a hacerse mayor y con más velocidad se acercaba directamente hacia nosotros.

— ¿Mi...Michael?— tartamudeé asustada volteando a verlo, este con el ceño fruncido trato de mover la palanca de los cambios, pero no entraba. No era solo una luz, era un auto el que venía a toda velocidad en dirección a nosotros.

Chico Rudo! No Con El Amor (Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora