Lilly: ¿Descance en paz?

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Es un día gris en Francia, tremendos nubarrones inundan el cielo amenazando con lluvia, en el instituto todo está en calma, los pasillos son iluminados por la tenue luz del sol que apenas se cuela por entre las nubes como por el alumbrado de las lámparas que cuelgan del techo, los casilleros grises se ven más opacados que de costumbre por esta falta de luz y de vida en el lugar, en el salón de química las cosas no cambian mucho, el profesor ya de tercera edad, Terrence LaPadite, explica su clase de manera apática e incluso monótona, la clase totalmente en silencio y con cara de fastidio ante tal explicación del profesor, todos miran hacia el frente con una mirada aburrida, todos excepto una figura que se esconde entre las cabezas de los demás compañeros en una esquina del salón, Lilly, Lilly Dreiffus, una chica de 17 años que viste una sudadera azul con un estampado de el come galletas en ella, un short con mayones negros y unas botas negras de cuero, la cual esta recargada en su pupitre esperando que la clase de química pase y pueda salir de la escuela, se ha quedado dormida ante la explicación pedante del profesor.

-Oye- Se oye una voz que articula unas palabras a lo lejos

-¿A caso estas dormida?-Las voz empieza cada vez a ser más fuerte y más real

-¡Oye tu estúpida, te estoy hablando, responde una vez!- Lilly cae al suelo con su silla y despierta del sueño en que se encontraba sumergida, no era nada más ni nada menos que si Cecyl Mimeux ya que había armado tal estropicio

-¡Estas sentada en mi banca! ¡Búscate otro lugar donde olgazanear!- Lilly tomo sus cosas y salió corriendo de ahí, se dirigió al baño para ocultarse, no pudo evitar romper en lágrimas y en sollozos, si hubiese otra situación tal vez lo hubiese aguantado, perecedera su día, ni su semana, para empezar sus amigas la habían evitado desde que había empezado las clases, y aunque, en un todo, la vida de Lilly nunca había sido fácil, ahora estaba tornando aún peor.

Puesto que resulta que cuando ella tenía 16 su madre había muerto de cáncer ella se tenía que valer por sí sola, su padre no estaba, el había desaparecido justo en el día en que ella nació, uno de sus típicos hombres que sólo engendran niños al mundo y después se lavan las manos de la responsabilidad que esto conlleva, así que ya había aguantado un año sola, sin nadie más que pudiera escuchar su dolor, tristeza o agonía, lo único que le quedaba eran esas personas hipócritas que se haciam llamar sus amigas y eso no ayudaba mucho que digamos. En resumidas cuentas, Lilly había crecido sola, puesto que ya tenía edad y cierto dinero para hacerse caso de ella misma, se quedo completamente sola, lo único que la acompañaba en su casa, era su gatita siamesa Perska, que había encontrado en la calle un día de regreso a casa. Al principio solo cargaba el dolor del fallecimiento de su madre y ausencia de su padre, pero poco a poco Lilly enfrentó otra realidad, su introvertida personalidad, no era que no le gustase la gente, más bien, necesitaba atención, pero no sabía como conseguirla, había probado de todo, incluso sacaba las notas más altas de toda la escuela, le saco provecho a su cuerpo, ya que no era para nada fea, más bien todo lo contrario, pero había algo que le dificultaba a Lilly poder socializar de manera adecuada y sin tapujos, esa era su mayor maldición, y gracias a esto, estaba más sola que nunca. Para empezar, sus amigas, Shardel y Helena se habían puesto pesadas con ella por haber entrado en un club de matemáticas en vez de salir con ellas a tomar los fines de semana, había llegado la "Reina de la escuela" al instituto con pedigree y correa nueva: Cecyl, una chica odiosa de cabello Azul eléctrico y labios pintados de un rojo obsceno, tacones de 17 cm y playeras de lo más escotadas con minifalda (o cinturones anchos en su defecto), los profesores se habían resentido con ella por dejar de esforzarse en las calificaciones, en especial su profesor de Español, André De la Croix, quien la exponía como lo peor por haberse rendido, pero lo último y lo más importante: Francis Bouvier, el chico más apuesto y galán de toda la escuela, el amor casi platónico de Lilly, y digo casi, por que ellos dos estaban a un paso de hablarse, pero Lilly tenía miedo de el, siempre se preguntaba como un rostro tan perfecto y celestial podía darle miedo, pero no era exactamente que fuese horrendo hablarle, sino que era tan perfecto que Lilly tenía miedo de meter la pata y esta semana, Francis había faltado todos los días, y Lilly se quedo sin nadie a quién espiar en secreto en la escuela, o al menos ella sola, ya que Francis ni si quiera se molestaba en dirigirle la palabra a Lilly, en pocas palabras, su vida estaba destrozada.

Mientras lloraba desconsoladamente en un cutícula del baño de su instituto, escucho la campaña del receso y unos minutos después risotadas, a su sorpresa, de Cecyl y sus perras de casería, no le tomó importancia y sólo recogió sus pies en la taza, cuando un golpe violentó abrió de golpe la puerta del cutícula donde estaba ella, eran esas tres Glotonas que tenían ganas de fiesta con la pobre Lilly, mientras las otras dos la aventaban la piso Cecyl le gritaba:

-Escucha porquería, si te vuelves a sentar en mi lugar te romperé la cara

Lilly sólo lloraba más fuerte, tirada en el suelo con un golpe en la cabeza, y el suelo lleno de lágrimas

-Vamos Cecy, no la vas a dejar que se vaya limpia ¿verdad?

Resongo la hiena que tenía Cecyl a su derecha con una sonrisa burlona y detestable

-¿Quieren sangre? Eso les daré chicas

Lo único que oyó Lilly después de eso fue una palmada que les dio a las dos, y justamente terminando eso solo pudo escuchar como las otras dos hechaban alaridos de felicidad mientras Cecyl le propinaba una golpiza y su carne se molía con los golpes, su nariz tronó, sólo podía ver con un ojo y en un todo, sentía pequeños hilos de algo tibio que bajaba por su barbilla mientras Cecyl la tomaba del cuello de la sudadera para darle el golpe de gracia, justo en la mejilla, con tanta fuerza que Lilly dio un giro sobre sí misma y se desplomó en el suelo de azulejos blancos ahora con rojo escarlata salpicado en algunas partes, se quedo ahí tirada un rato, adolorida, se toco la nariz, la tenía ensangrentada, con una parte del hueso completamente salido, machacada, su ojo izquierdo hinchado tanto que le impedía lograr ver con nitidez, los pómulos hechos añicos y los labios reventados, se incorporó con gran lentitud y dificultad, se miró al espejo y comprobó todo lo que había sentido antes, su hermosa cara, se había reducido a moretones, sangre e hinchazón, se en juego la sangre del rostro y limpió la sangre del baño, no quería tener problemas, sólo quería irse a su casa, no volvería en unos cuantos días

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⏰ Última actualización: May 20, 2014 ⏰

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