Estoy mirando al sol descender desde esta azotea gris y aburrida.
Vivo en departamento, un edificio del monton que construyeron en el centro de la ciudad.
Por las tardes, durante esas horas que nada se me ocurre ni nadie necesita de mi, suelo venir aqui, a mirar el cielo. Hoy fue un dia soleado, con algunas nubes blancas.
Otras veces el cielo esta gris, o negro. Algunas se cae en pedazos. Y me gusta contemplarlo. Es siempre igual y siempre distinto.
Estoy sentado en la cornisa, y debajo mio los autos murmuran y algunas personas andan de un lado a otro. No me interesan mucho, pero cuando les presto atención imagino sus historias. Algunos viven de novela en novela. Otros se desesperan y unos pocos son invisibles.
Y ahora comienzan a surgir de a poco las estrellas.
El silencio es confortable. Me agrada. En mi departamento esta mi gato, comiendo o durmiendo. Sus actividades cotidianas. Unas veces jugamos con una vara que tiene un raton de juguete atado a un hilo. El corre y me causan gracia sus maneras.
Por lo demas vivo solo. A veces hay personas en mi casa. Parientes, amigos, alguna chica. Compañeros del trabajo.
Trabajo en una empresa de publicidad. Hago...
Lo que me dice el jefe,
Tecnicamente.
No hay mucha independencia en la oficina, pero pagan bien. Eso me es suficiente.
Me encanta revolver mi cabeza con todas estas cosas, mientras la pantalla de la naturaleza permanece cambiando con constancia.
En fin, tengo que comprar algo de cenar, y hay que bajar para eso. El final de la poesía es la rutina.
