Te voy a cuidar mejor

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                Capítulo 2

                    "Te voy a cuidar mejor"

(27 de abril 1793)

Luego de la llegada de Elena, la casa de los Marcó del Pont ha cambiado totalmente... Llantos inesperados a la medianoche, mucha ropa para lavar, todo lo que significa cuidar a una criatura, sin contar los quehaceres cotidianos; una gran sumatoria de cosas que ya estaban sobrepasando a la joven Amelia, quien ya no se dedicaba ni un poco a si misma. Después de todo ella se había casado a los 15 años y a los pocos meses quedó embarazada, vivía para su marido y su hija.

Como uno de los tantos regalos de boda de parte de la familia de Amelia, su padre les obsequió una empleada doméstica que había estado entre ellos durante años, una mulata esclava a quien llamaban "Margarita", para ese entonces era de unos 45 años. Amelia realmente la estimaba, ya que la había cuidado desde niña. Luego de 20 años de trabajo esclavo, juntando peso por peso y debiendo prostituirse en las calles de la joven Buenos Aires, para poder tener un poquito más, Margarita nunca pudo comprar su libertad muriendo en el intento, de una enfermedad indeterminada a las semanas de haberse ido con Amelia.

La niña Elena era una gran alegría para la familia, pero Manuel trabajaba en el saladero a las afueras de Buenos Aires y generalmente no estaba en casa varios días a la semana, sus negocios siempre eran primero, aunque lo hacía pensando en su familia, sus intenciones eran buenas pero no ayudaban mucho a su esposa.

-(Amelia) Querido, sabés que necesito ayuda, estoy realmente atareada con todo esto, ya ni tiempo le dedico a la costura a la que tanto le debo. No te he ocultado que cada vez que me siento frente los instrumentos para cocer, recuerdo a mi difunta madre, quien me enseñó todo lo que se.

-(Manuel) Lo sé Amelia, la verdad es que hoy en día podemos comprar una empleada doméstica que te ayude. Nicolás, el vecino, me dijo hace unos días que este fin de semana traen mulatos de Coquimbo en buenas condiciones, supongo que habrá domésticas. Aunque no pienso pagar un dineral.

-(Amelia) Por favor Manuel, de verdad necesito ayuda. Aunque ninguna será como Margarita sé que encontrarás algo.

Se escucha la queja y llanto de Elena

-(Amelia) Si vas a traerme ayuda, que sea lo más pronto posible.

-(Manuel) Voy a tratar.

Amelia sale para asistir a Elena que estaba en la habitación. Manuel va tras ella, a buscar sus pertenencias para darse un baño antes de dormir.


(29 de Abril de 1793)

Era sábado por la mañana, Manuél sale para la venta, a la que llega 2 horas después, era una pequeña choza en la que estaban los mulatos hacinados. No quiso perder mucho tiempo menos en ese lugar; así que pidió una doméstica de menos de 30 años. Nicolás mismo le trajo una desde el fondo.

-(Nicolás) Esta está bastante bien, sana, tiene entre 25 y 30 años...

-(Manuel, sin vueltas) ¿Cuánto?

-(Nicolas) 320 pesos.

-(Manuel) Está bien, espero que lo valga.

Manuel paga por la doméstica y se la lleva.

Al llegar a su casa Amelia lo recibe.

-(Amelia mientras Manuel entra a la casa) ¡Hola querido! te estaba esperando para almorzar, ¿Cómo te fue?

Florentina entra atrás de Manuel con la cabeza agachas.

-(Manuel) Me fue bien, me salió bastante... Espero que lo valga.

Amelia se queda mirando fijamente a Florentina, recordando con un poco de melancolía a su antigua doméstica. Manuel deja su abrigo en el sofá y se dirige a la habitación.

-(Amelia a Florentina) ¿Cómo te llamas?

-(Florentina, todavía con la cabeza agachada y un acento extraño) Mi nombre es Florentina Señora.

-(Amelia) Yo soy Amelia, esposa de Manuel. A partir de ahora vas a ayudarme con los quehaceres del hogar y con la pequeña Elena.

Elena llora.

-(Amelia, sonriendo) ahí está, ella es Elena, acompañame.

La lleva la habitación, alza a Elena y se la da en los brazos a su nueva cuidadora.

-(Florentina) Es una niña muy bonita, señora.

-(Amelia) Así es, espero que la cuides bien.

-(Florentina) Por supuesto señora.

Amelia sale.

(Florentina, a Elena) Pequeña niña, me haces recordara a mi hijita. (Melancólica) Pero, yo te voy a cuidar mejor.

Del amor y su alcanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora