Prólogo: Despertar Inesperado

16 1 0
                                    


Una cálida mañana de verano, Lucy se despertó con un gran dolor de cabeza y una sensación un poco extraña. Bueno, era normal después del caótico día que tuvo ayer con su equipo. Aún no entendía como una misión tan sencilla, capturar a una simple banda de ladrones, había acabado tan mal.

Oak, la ciudad a la que fueron a realizar la misión, era pacífica y pequeña. Estos ladrones habían estado perturbando esta calma desde hacía ya unas semanas, así que decidieron pedir ayuda a los gremios de las ciudades más cercanas. Un rayo de esperanza iluminó de nuevo a la ciudad de Oak cuando se enteraron de que un gremio famoso de Magnolia había aceptado este trabajo. Algo que posteriormente lamentaron.

Media ciudad acabó inundada y casi destruida por completo. Eso sí, acabaron con los ladrones. No quedó ni uno en pie. Así Natsu, Gray, Erza, Happy y ella perdieron su recompensa y además tuvieron que pagar parte de los daños causados.

Como consecuencia, Lucy se quedó sin los Jewels que tenía ahorrados para pagar la renta de este mes. Ahora, necesitaba conseguir 70.000 Jewels en apenas 48 horas, algo que no estaba al alcance de sus manos.

A veces estos acontecimientos la fastidiaban mucho. ¿No podían hacer ni un trabajo normal sin que media ciudad acabe en llamas, inundada, helada, chamuscada o destrozada? Siempre ocurría lo mismo, al principio lo percibía como una peculiaridad divertida, pero cuando su renta estaba en juego, dejaba de hacer tanta gracia.

Se le había venido a la mente algunas ideas para conseguir el dinero que necesitaba, a lo mejor podría hacer un trabajo con el equipo de Levy. No era la primera vez que recurría a su equipo cuando necesitaba urgentemente pagar la rente. De hecho, cada unos cuantos meses esta situación se repetía. No obstante, ir con ellos... no era lo mismo.

Por mucho que la fastidiaran y que hicieran los trabajos el doble o el triple de complicados, Natsu y compañía convertían una simple misión en una emocionante aventura. Además eran sus mejores amigos, los cuales nunca le fallaban. Sobre todo Natsu, quien siempre le sacaba una sonrisa en cualquier momento.

Alejó todos esos pensamientos y abrió los ojos, llevándose una gran sorpresa. No se encontraba en su apartamento habitual, sino en una habitación el doble de grande con una exagerada decoración. Por no hablar de la enorme cama en la que se encontraba acostada. Y lo peor de todo era que el lugar le resultaba familiar, hasta que rebuscando entre sus recuerdos halló la respuesta: era su antigua casa, la residencia Heartfilia.

—¿Pero qué hago aquí?—se dijo a sí misma, muy extrañada.

Por unos instantes se quedó paralizada, esta casa ya no era propiedad de la familia Heartfilia. Habían perdido la casa hace siete años y no hace mucho había sufrido graves daños. O eso se suponía, porque al parecer su habitación parecía estar impecable e incluso renovada.

Una fugaz imagen de sus padres, apareció en su mente hasta que un leve sonido de pisadas le sacó de sus pensamientos, los cuales poco a poco se escuchaban con más intensidad. La puerta se abrió, revelando a una joven mujer, baja y desconocida para Lucy. Por su vestimenta, pudo deducir que era una sirvienta.

—Señorita Heartfilia —la llamó la joven con su aguda y robótica voz—, el desayuno estará servido dentro de diez minutos.

—¿El... desayuno?—preguntó Lucy, aún más confundida que antes.

—Sí, y le sugiero que se apresure, su padre no está de buen humor.

Lucy se quedó sin habla. Estaba hablando de su padre como si estuviera vivo, pero no lo estaba, ¿verdad?

Sin Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora