capítulo 1

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Los fuertes gemidos se escuchaban por toda la habitación me gustaba como sonaban y más como yo se los provocaba. Con mis manos  atraje más su cintura hacia mi cuerpo, no paraba de penetrarla.
me gustaba el sucio ruido que se formaba al momento de que sus glúteos volvían a la distancia cercana a mi pene, ella seguía gritando, lo que aumentaba más mi placer. Tome el cinturón que estaba en la mesa de noche cerca de la cama y le comencé a darle  con fuerza, ella no paraba de gritar. Yo seguía dándole sin parar una y otra vez, me gustaba hacerlo eso aumentaba más mi placer después de unos minutos de maltrato físico decidí asfixiarla con el cinturón. Ella arañaba mi pecho en busca de mi cara para aruñarla pero yo le apretaba más su  cuello con el cinturón, me gustaba como ella trataba de zafarse de el cinturón en busca de aire pero le era imposible. Dejó de respirar y su cuerpo se relajó por completo, amo como la muerte me hace el favor de arrebatarle la vida a cada persona que mato,  Amo cuando ellas gritan y me arañan  cada vez que les hago daño para después matarlas.
Que desgracia que tengo esta vida de mierda por la cual no me a dejado vivir como yo quería.
me quito de ella y me ciento al borde da la cama. Agarro mi pantalón y saco de el una caja de cigarrillos y un mechero, a continuación  saco un cigarrillo y lo enciendo ya puesto en mis labios. Inhaló el humo de este y lo boto por la nariz.

mi   maldita vida es un completo asco donde no hay escapatoria y donde siempre tengo que vivir cabreado bajo las órdenes de el príncipe de la oscuridad. Nunca en mi vida e echo una cagada como esta, e entregado el alma a cambio de algo que nunca se medió, e matado a todos los que me causaban felicidad por que nunca pude controlar el monstruo que llevo sembrado dentro de mi.
Me arrepiento de todo lo que e echó pero ya no vale la pena pedir perdón por el echo de que se me han cerrado las puertas del paraíso y mi cabeza está en recompensa. Ya me cansé de seguir viviendo bajo un titiritero que controla todos mis movimientos y me seduce para yo cometer los delitos mas psicópatas y sádicos que jamas hallan echo.”

Miré al cuerpo sin vida de aquella mujer cuyo nombre nunca le pregunte. Era la enésima vez que mataba a una puta del mismo prostíbulo que acudo cada vez que no me puedo controlar, le agarre de un pie y la tiré al suelo donde yacía boca abajo. Tiré la colilla del cigarro a su cuerpo y me vestí para luego taparla con las sábanas y llevarme la para dejarla en un contenedor de basura.

Solo Tuyo Solo MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora