Eran las ocho de la noche en punto y ya todos se hallaban en el horario de la cena. Wellk no había dudado en dejarlo ir con Harry hacia el buffet del instituto. No era lo mismo que cenar solos en un restaurante, pero era un avance y aquello lo ponía feliz.
La puerta 22 se abrió y tras ella salió un encantador Harry. Llevaba puestos unos sueltos pantalones color beige, una remera blanca estampada que hacía juego con sus zapatillas y un gorro de lana color azul que le despejaba el rostro de sus rizos y lo volvía todavía más angelical de lo que ya era.
Sus piernas temblaron cuando Harry se aproximó a él.
Luego de debatirlo se decidió por dejar un beso en su mejilla, sorprendiéndose ante el estremecimiento en la piel del rizado bajo sus labios.
Tomó su mano dirigiéndolo hacia su destino.
- Lamento tener que celebrar tu cumpleaños aquí, prometo que el próximo será mejor.
Los ojos de Harry volvieron a bailar mientras lo miraban. Eran su sonrisa y amaba hacerlo sonreír.
- Ordené hamburguesa y papas fritas. Son tus favoritas, ¿no es así?
Harry asintió mientras se removía en su asiento.
- Ten, Hazz, han traído esto para ti.
Sacó el sobre de su bolsillo y lo extendió hacia la temblorosa mano de Harry.
Su ceño se frunció mientras lo abría. Estaba curioso e intrigado, pero se aflojó al ver el contenido y lo aferró con fuerza en la palma de su mano.
- Niall -susurró abriendo su mano. Dejó ver una cadena de plata con un pequeño avión blanco de celestes ventanas colgando de ella.
- Estuvo aquí para verte. Vendrá mañana.
Se guardó para él mismo la sorpresa de oírlo hablar. Había descubierto que a Harry lo fastidiaba cuando mostraban asombro al escuchar su voz.
- Niall solía llevarme al aeropuerto para ver los aviones luego de que intentaran hacerme hablar. Supongo que aquello me hacia ver mejor porque nunca dejó de hacerlo hasta que me trajeron aquí. Anne nos regaló una cadenita a cada uno. No tenía puesta la mía cuando me trasladaron.
- Mi departamento está justo frente a la ruta aérea por la que despegan y aterrizan los aviones.
Explicó, porque era lo único que podía decir y Harry sonrió. Entonces supo que estaba equivocado; el brillo en sus ojos era especial, pero aquella amplia y brillante sonrisa cargada de hoyuelos jamás podría compararse con nada. Su corazón latió con fuerza, avisando que la sonrisa de Harry era la motivación más grande que necesitaba para vivir.
Lo observó mientras devoraba su hamburguesa. Parecía no haber comido en años y veía la satisfacción en su rostro.
Harry bebió de su gaseosa antes de meter la última papa frita en su boca. Luego lo miró con sus mejillas teñidas de rosa y un precioso color verde oscuro en la mirada.
- Hay pastel.
Harry abrió sus ojos, luego la boca y después de diversos intentos por fin hablo.
- ¿Es de chocolate? Me gusta el chocolate.
Efectivamente lo era y no pudo sentirse más que aliviado por aquello.
Cuando el momento de volver a la realidad llegó, Louis pensó en la sensación de completo bienestar que experimentaba cada vez que sostenía su mano. No lo soltó incluso cuando introducía la llave en la cerradura y abría la puerta de su habitación.
En simples meses Harry se había convertido en una parte esencial en su vida. No sólo era lo último que pensaba al acostarse y lo primero al levantarse, sino que además se veía a menudo haciendo cosas porque pensaba que a Harry le gustaría.
"Compraré naranjas, porque a Harry le gusta el jugo de naranjas" ,"Quizá le guste el queso fundido en las pastas y eso comeré hoy. Probaré cómo me sale y se lo haré algún día" ,"Harry ama el azul, comprare aquella camiseta azul, le encantará".
Se sentía volver a ser un adolescente enamorado.
Enamorado y planeando un futuro que escapaba de su alcance.
Soltó la mano de Harry en cuanto la realidad lo golpeó.
- ¿Lo has pasado bien, Harry?
Lo vio asentir mientras se preguntaba por qué no había utilizado su sobrenombre.
Harry se mantuvo de pie, jugó con el borde de su remera y lo miró en silencio.
- De acuerdo, debes dormir ahora.
Caminó un tanto más cerca de la puerta y por consecuencia de Harry, quien asintió seguidas veces.
Cuando pasó por su lado, Harry lo frenó haciéndolo quedar frente a él.
- ¿Sí, Hazz?
Su voz tembló, deseaba salir de allí antes de cometer una locura.
El labio de Harry se abría y cerraba mientras éste se debatía entre hablar o no. Algo punzó en Louis, una necesidad recorriendo su cuerpo.
- No cierres con llave, por favor, me asusta el encierro.
Su corazón se estrujó y luego latió lento, pesado. Abrió su boca para juntar aire.
- Y gracias, Lou -prosiguió Harry.
Ahora latía rápido, con fuerza, casi saliendo de su pecho. Temía colapsar allí mismo. Caminó hasta tener a Harry pegado a él, tomó su rostro con prisa y unió sus labios.
Harry emitió un sonido de satisfacción. Aquello motivó más a Louis y lo invitó a torcer el rostro para lograr profundizar el agarre sobre su labio inferior.
Quería quedarse allí, ser suave y lento, luego rápido y fuerte. Se separó porque sabía que si permanecía más tiempo no podría detenerse y aquello estaba mal. No le haría eso a Harry.
Sostuvo su rostro mientras sus miradas se cruzaban, haciendo una mezcla de confusión y respiraciones agitadas.
- Te quiero, Harry.
Acarició su mejilla y sin dejarlo responder unió nuevamente sus bocas, solo un dulce contacto. Luego se fue, cerró la puerta a sus espaldas y se aseguró de dejarla sin llave.
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The Guy in the Room 22 | L.S
FanfictionLouis es payamédico en una clínica de rehabilitación psiquiátrica y neurológica. Harry es el chico de la habitación 22.