Te deseo, no sólo suerte...
Y quiero correr, correr a tus brazos, correr a tus labios, correr como infantes, como tontos adultos.
Comerte a besos, comerte el cuerpo, comerte la mirada.
Pensarte siempre, sin embargo tenerte, y no sólo extrañarte.
Gritarte, gritarte en susurros desesperados que me muero por ti, gritarte que mi cuerpo no hace más que desearte.
Que ganas de que vengas, sin miedos, sin dudas, que vengas y me hagas tuya.
Que me devores, el cuello, el cuerpo, pero sobre todo el alma.
Me muero, por tus manos, tu voz ronca, tus labios, sólo tú.
Arráncame de todo aquel que nos separe, arráncame los labios, arráncame el corazón, arráncame la mente, vuélveme loca.
Róbame los besos, róbame el aliento, róbame a mí si quisieras.
Hagamos lo que nuestros deseos ruegan sollozando, hagámoslo porque nuestras mentes no se olvidan.
Pero hagámoslo en silencio, en secreto, que es para nosotros, no para él, ni ella. No los dejemos saber que nuestro amor no es del todo fiel, porque aún nos seguimos extrañando en pleno olvido.
