SEMANA 1
DIA 2
DYLANLos rayos de luz traspasaron la ventana cayendo sobre mismo rostro haciendo despertar al instante, mis ojos se negaban a abrirse así que parpadeé varias veces para lograr mi objetivo. Sacudí mi cabeza descartando los restos de somnolencía, pude darme cuenta del dolor insoportable en ella, seguro era la resaca por la cantidad de alcohol de anoche.
Sentí el peso de algo cayendo sobre todo mi brazo, giré la vista y pude notar la cabellera rubia estorbando en mi barbilla.
Retiré mi brazo haciendo que está quedara sobre la cama con la sábana debajo de sus pechos, dejándolos en libertad, dándome repulsión por la imagen qué estaba viendo.
Estaba completamente desnudo, bueno, casi ya que mi ropa interior estaba colgando de uno de mis pies. Tome asiento en el borde de la cama masajeando mi frente, de verdad que dolía como los mil demonios.
Caminé hasta el baño azotando la puerta detrás de mí, me puse frente al espejo viendo las terribles ojeras que estaban debajo de mis ojos, el labial que supongo que era de aquella mujer manchando gran parte de mis labios y de mi cuello hasta bajar por el pecho.
Si les soy sincero no tengo ni la más mínima idea de como llegamos a casa de la fiesta, cuánto bebí, ó del cómo conocí a esta chica, no se siquiera su nombre o de dónde es. Es más, se suponía que estaba con mi hermano en esa celebración, ¿donde habrá quedado?.
Restregue mi cara en el agua fría proveniente del grifo, varias veces hasta quitar el colorete qué marcaba mi cuerpo, fue en vano ya que estás seguían ahí, me encamine hasta la ducha dejando que el agua caliente fluyera, me adentré instántaneamente tallando con la esponja las zonas manchadas.
Me deje caer en el suelo permitiendo que las gotas tibias de la regadera cayeran sobre mi nuca esperando que con eso los dolores fuertes césaran. Más bien sirvío para ponerme a pensar en lo qué me ha sucedido.
Recordé a la chica de ojos mieles que conocí ayer, Jay. Una mujer bastante guapa como para negarlo, fue agradable sacar tema de conversación con ella tan facílmente, en ciertas cosas opinabamos lo mismo, no había logrado estar de acuerdo con alguien de ese modo.
Salí de la ducha con rapidez, tomando una toalla amarrándola alrededor de la cintura, abrí la puerta observando el cuerpo desnudo de la rubia, quién estaba de sentada al borde de la cama.
-Hazme el favor de vestirte y marcharte. -Reproché pasando frente su presencia dirigiendome al guardarropa, sentí como la toalla era arrancada de mí dejando a descubierto mi trasero y mi... parte.-. ¿Qué diablos te ocurre? -Giré sobre mi propio eje tapando con ambas manos el lugar, me acerqué a ella intentando quitarle la toalla, se hizo para atrás sin darme oportunidad ni de tocarla- Damela.
-Cariño -Se burló agitandola de un lado a otro- No sé porqué te ocultas sí anoche te la ví completa. -Aún así no la retiré porqué no estaba lo suficiente lúcido como para haber dejado que hicieran eso-
-De todos modos dámela, por favor. -Comenté con la poca paciencia que me quedaba, me acerqué a ella intentando quitarsela pero nuevamente la alejo-
-¡Tranquilo tigre! -Me acerqué más hacía a ella tirándola con fuerza, arrebátandola de sus manos.- Que agresivo, me gustó más como te comportaste anoche. -Se recostó en la cama dejando el culo al descubierto-
ESTÁS LEYENDO
Lo que jamás podre darte
Teen Fiction"Te abrí la puerta de mi corazon, te entregue la llave pero la perdiste. La puerta de el aún sigue cerrada, no puedo abrirla y mis sentimientos ahí guardados están. Me estoy dando cuenta que es mejor estar sola. No te pedía que me bajases las luna...