Emil x Mickey
Las luces caleidoscópicas del recinto parecían no tener un origen, solo bailaban iluminando siluetas que se mecen al ritmo de la música o ruido, todo dependía de quien escuchara aquel sonido demencial y repetitivo, que brotaba de los alto parlantes. Música, bebida y atmósfera, era un jodido manicomio.
— Hey! Mickey — Lo llamo Emil que regresaba de la barra con dos bebidas. Algo ligero para iniciar con la noche. Ninguno quería acabar ebrio, ya habían tenido suficiente de novios ebrios, conversaciones en bañeras y duermevelas. Y por, sobre todo, porque era la primera vez que salían a bailar ya siendo novios. La última vez había sido un completo desastre, Emil había convencido a todos de ir a un club tras la final del GP, esta demás admitir que acabaron ebrios. Ebrios como una maldita cuba, ahogados en chupitos y más dormidos que un perezoso en plena vialidad brasileña.
Cuando había despertado, se encontraba a medio vestir, con la camisa mal abotonada y los calzoncillos a medio camino entre su pelvis y su ingle. Y Emil a su lado, tan tranquilo como recién nacido, y es que Emil podía beber hasta perder la conciencia, pero jamás experimentar el pesar de la cruda... juventud, esa era la única explicación. — Mickey! — insistió Emil con el trago en la mano — ¿te estas divirtiendo?
— ajá — tan monosilábico como acostumbraba, se bebe de a poco su trago, Emil le había dicho que era un oso blanco sin leche, a Mickey le parecía que solo se trataba de vodka con hielo.
Durante un tiempo pretendió pasarla bien, estaba con su novio, se supone que era divertido, se supone. Pero tras 90 minutos y tres osos blancos sin leche, la cabeza comienza a martillarle y una inexplicable sensación de no pertenecer al lugar lo llena. Vamos que por principio él no pondría un pie en un sitio como aquel por voluntad propia.
Y entonces se da cuenta, Emil, su novio, el chico de 18 años que lo arrastro hasta aquel lugar se divierte como niño en Disney World, un niño en Disney World al que le han regalado aquella carísima y exclusiva pieza de colección de su personaje favorito, y chocolate, y un cachorro, y muchos dulces coloridos, y sus padres lo abrazan, lo cubren de besos y le reafirman que es un buen niño.
Así que saca fuerza de donde no la hay e intenta seguirle el paso. Finalmente, el Dj que tanto quería ver Emil sale, una explosión de colores fluorescentes lo dejan ciego por un instante, una ráfaga de papel colorido cae desde el techo, y ante su sorpresa nota que de la nada una marea de espuma ha comenzado a humedecer su carísimo pantalón hugo boss. El repelús que experimenta es casi tan inmersivo como el aparatejo de realidad virtual con que Emil suele perder el tiempo.
Está a nada de que su paciencia quede en ceros, debe respirar, debe bajar el ritmo, — vamos Mickey tu puedes —. Se repite para relajarse. —tranquilo, tranquilo —. Emil, sí esa es la respuesta, todo lo hace por Emil, pero, y es aquí donde la poca paciencia del temperamental italiano termina por ceder, cual dique en tormenta, y es que el checo la está pasando también que ni siquiera se ha dado cuenta de que es rodeado por un grupo de chicas que bailan al ritmo que él les marca.
— ¡Me voy! — grita en vano, el recinto entero tiembla hasta los cimientos al ritmo de la música, nada puede atravesar el muro de sonido, la mezcla de gritos, risas y música estridente.
A punta de empujones, jalones y una que otra palabrota en un soez italiano. Finalmente, Mickey consigue salir del lugar, afuera, en medio de la noche, con la ropa húmeda y el frio propio del invierno tardío calando en sus entrañas, Mickey intenta relajarse. — Emil idiota — dice, mientras se frota los brazos para entrar en calor. Y pensar que estaba soportando como un campeón.
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Halleluhaj
FanficEmil ama a Mickey, Mickey ama a Emil. One Shot EMIMICKY💖💖💖 Los chicos tienen una cita, el DJ al que Emil admira llega a la ciudad y Mickey acepta acompañarlo. ¿Qué puede salir mal? El resultado de una noche de Rol y un esfuerzo por darle a Emil...