Siete Segundos || Calum Hood

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Calum iba caminando tranquilamente por la calle hacia el supermercado. De alguna manera (Luke) se habían quedado sin shampoo ni crema de enjuague y no era como que sus cabellos se iban a mantener lindos solos. Entonces, para decidir quién sería el desafortunado que debería salir afuera en el frío invernar de Londres y perderse absolutamente en una ciudad un poco desconocida, decidieron jugar al juego del fosforo quemado, ese en el que prendes un fosforo y dejas los otros tres sin encender, los mezclas, y al que le sale el fosforo incinerado debe hacer lo que los otros dicen.

Bueno, ese juego era ahora el juego más odiado por Calum. O Quizás era su mala suerte lo que más odiaba. O a él mismo.

De todas maneras, no importaba, porque ahora estaba helando en las calles de Londres y definitivamente iba a matar a Michael por haberle robado su campera más abrigada.

Supuso que estaba cerca de Tesco, si su memoria no fallaba este era el camino indicado para ir hacía el supermercado, pero nooooo, obviamente no, obviamente el destino iba a llevarle la contra, obviamente su mala suerte tenía que hacer aparición en este viernes trece.

Oh, pensó, finalmente lo entendía.

Estaba tan perdido.

Se quedó parado en el medio de la vereda, con el teléfono en la mano, pensando en quien llamar para pedir indicaciones cuando se dio cuenta de que su teléfono estaba roto.

Bufó, suspiró, gruñó e insultó abiertamente al cielo como si el hecho de que fuera un viernes trece y estuviera en Londres en invierno solo en el medio de alguna calle concurrida de la ciudad fuera obra del mismísimo Satanás.

Intentó, e intentó mil veces que alguien frenara para darle explicaciones de cómo llegar al maldito Tesco pero una señora pensó que iba a robarle, un hombre empresario iba gritando en coreano, un grupo de chicos iban gritando "hazlo por el vine, hazlo por el vine" y Calum decidió avanzar antes de ver el desastre que probablemente se provocaría.

Avanzando unas pocas cuadras más llegó a un café donde se sentó pidiendo un té verde para calmar sus nervios. La música del lugar lo calmaba y por fin sentía la sangre corriendo por sus brazos.

Relajado, solo en un café donde había gente interesada en sus cosas nada más, se hundió en la silla, apoyando sus piernas en la que tenía delante de él, tomando su té sin ninguna preocupación en el mundo.

Debería venir más seguido aquí a relajarse, el estrés del álbum, single, ep, gira lo estaba volviendo loco, así que se permitió ser un extraño sin ninguna obligación casi mundial en sus hombros y cerró los ojos, pensando en los tiempos en los su única preocupación era entregar el ensayo a tiempo, cosa que nunca terminaba haciendo.

-¿Disculpa, puedo usar esta silla? -una voz femenina habló, Calum abrió un solo ojo y...

Wow. Mierda. Jesús.

Parada delante de él, estaba una chica que Calum creyó que se merecía todas las canciones de amor que había escuchado, escrito. Pensó, no más bien, sintió en su interior algo, no como mariposas revoloteando en su interior. Sentía una chispa inmediata, una atracción de acercase hacía ella, de saber su nombre.

-¿Estás bien amigo? -le preguntó. Le había dicho amigo. Calum abrió y cerró su boca un par de veces.

-Eh... sí. -tartamudeó. -Llévate la silla si quieres, no hay problema. Se animó a sonreírle, ella le sonrió mientras Calum bajaba sus pies de la silla. Tomándola, comenzó a girarse con la silla.

Y Calum volvió a estar solo con sus pensamientos, ahora sin ningún lugar para apoyar sus pies. Tomando lo último de su té dirigió la mirada hacia donde la chica se depositaba la silla y se sentaba con un grupo de amigas. Calum se dejó imaginarse una vida con esa extraña, en donde ella le acariciaba el pelo cuando el acostaba la cabeza en su regazo, o ella ayudaba a su madre a poner la mesa para una cena familiar, o se divertía junto a él con sus amigos, o lo besaba libremente en cualquier lugar y dormían juntos en las noches de invierno como esa y si no podían entrar en calor ella se le sentaría en su cintura y le susurraría dulce nadas de amor al oído y luego lo besaría y besarse pronto sería poco para ellos, provocando que un remolino se creara debajo de las sábanas y la vería al otro día durmiendo desnuda en su cama, mientras él le llevaba una bandeja con su desayuno y se dirían él te amo más sincero del universo y su amor adolescente se consumaría en un matrimonio e hijos y se seguirían amando locamente como dos adolescente de dieciocho años.

Si es que la chica tenía dieciocho años.

Wow, Calum había vivido lo que Ashton llamaría "Una Chispa de Siete Segundos", según su explicación, era cuando ves a un extraño y te enamoras de él, porque es perfecto y podría ser todo lo que quieres en un ser humano y te enamoras de él por el resto del día, con la imagen de su sonrisa en la mente.

Cerrando los ojos para borrar la idea de una vida perfecta con esta desconocida, suspiró y se levantó de la silla.

Podría preguntarle su nombre, eso es lo que Calum haría normalmente cuando alguna chica le llamaba la atención. Con un repentino ataque de seguridad se acercó a ella.

-Disculpa...-dijo una vez que llegó hacia ella. Y mierda. Comenzó a sudarle la nuca y las manos, que también temblaban. Sus piernas parecían gelatina y no sabía cómo hablar.

-¿Sí, amigo? -No quiero ser tu amigo quiero besar esos lindos labios gruesos pero empecemos por el hecho de que ni siquiera se tu nombre. Pensó. ¿Quién era este Calum?

-Ahm, ¿me podrías decir cómo llegar a Tesco? -Maldito, maldito viernes trece. La amiga de Labios lindos lo miraban a punto de partirse en carcajadas. Ella solo le sonrió.

-Sigue derecho cinco cuadra, dobla a la izquierda, haz dos y kaboom, tienes Tesco. -le respondió.

-Gracias. -Le sonrió y se dio la vuelta, comenzando a caminar pensando que este era el peor día de su vida hasta hora.

Sintió a una chica gritar "Hazlo" cuando estaba saliendo del café, y cuando llevaba por lo menos diez pasos de ahí hubo un golpeteo en su hombro. Confundido, giró para encontrarse con Labios Lindos.

-¿Necesitas compañía para Tesco? -Le preguntó con una sonrisa. Calum sonrió grande, quizás más que grande, y asintió.

-Iba a seguir perdido de todos modos, sería lindo tenerte de guía.

La chica carcajeó. -Vamos. -Comenzaron a caminar y Calum la observó mientras ella miraba el piso. -Está bastante frío verdad...-Comenzaron a hacer una charla pequeña y quizás esto podría ser más que una chispa de siete segundos, se atrevió a confesar en su mente.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2014 ⏰

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