El chico escapaba de aquellas flameantes antorchas, el aceite desprendía aquel hedor a muerte y el calor maximizaba la sed que le dejaba sin saliva.
Buscó regocijo entre las sombras pero no encontró alguno; pronto le rodearía aquella jauría de lobos. ¡Al hereje! Gritaban todos. El chico, espantado por tan horrenda situación comenzó a rascar la pared que le atrapaba intentando trepar como si de un gato se tratara de la desesperación. Sus resultados fueron un par de uñas arrancadas de cuajo y un golpe en su débil cráneo.
El hereje despertó con dolor de cabeza. Sintió en sus muñecas un dolor como si sedales de pescar le estuviesen cortando la piel, apretándosela hasta sangrar. Otro tipo de calor se desprendía bajo sus pies. Arkham, el Illuminati sonreía de una forma siniestra.
-Pronto serán aquellos que difaman la gracia los que encuentren a la muerte-Gritó Arkham- Sólo una vana esperanza quedará para el resto de lo siglos con ellos y sus cenizas. Sólo la luz engendra a las sombras.- La hoguera crepitaba, las secas ramas ardientes estaban a punto de quemar por completo al hereje.- Yo no estoy tan seguro. Es la luz la que elimina a las sombras engendradas-Responde el hereje viendo ya su fin en el mundo humano-No hagáis caso de las palabras banales. Nuestros fuertes oídos son más que sus diabólicas metas.-Replica Arkham. El palo donde el chico estaba atado como un perro salvaje cedió enterrándole en las llamas de la hoguera. Gritos de júbilo acallaron las crepitaciones. Era la hora de irse pero no el final de aquella función. Un humo negro cubrió el cielo como si de tinta en agua se tratase. Las voces esta vez fueron las ensordecidas por una gutural voz de ultratumba que aparecía a su vez con el humo.-Las sombras no tardarán en eclipsar el planeta y es entonces cuando la luz se echará en falta.-La hoguera iba apagándose con un viento terrible que se avecinaba. Éste sería el final de la luz en el mundo que hoy día conocemos como nuestro propio hogar: "La Tierra".
